2030: un futuro no tan incierto

Cuando nos ponemos a pensar cómo será el mundo dentro de 15 o 30 años se nos pueden ocurrir millones de cosas que limitan con la realidad actual. Pero resulta que, hace 30 años, ni los más imaginativos pudieron soñar con los avances tecnológicos que tenemos hoy.

Dejando de lado lo que creemos que podría llegar a ser 2030, hay visionarios que ya saben hacia dónde nos dirigimos y que piensan que si no abrimos bien los ojos y nos adaptamos rápidamente a estos cambios quedaremos “fuera del juego”.

Este artículo tiene como objetivo acercar un poco las predicciones de estos grandes empresarios que vislumbran el mañana sentados en su oficina hoy. El resto dependerá de las habilidades de cada uno.

Eric Schmidt, ex CEO de Google, lanzó quizás el pronóstico más arriesgado: un mundo sin Internet… o, al menos, un mundo sin el Internet que ahora conocemos. Schmidt considera que la Red estará tan integrada en nuestro quehacer cotidiano (wearables, Internet de las Cosas, etc.) que “se borrará la frontera entre online y offline” y “será como el oxígeno”, siempre presente sin percatarnos de que realmente está ahí.

A diferencia de otros visionarios como Elon Musk, el ya mencionado Schmidt o el respetado científico Stephen Hawkings, que han llegado a afirmar que la inteligencia artificial podría acabar con nosotros, Reed Hastings, CEO de Netflix, no teme a este “lobo feroz” tecnológico.

Es más, aunque el directivo vaticina un futuro en el que humanos y robots convivirán, considera que los primeros ganarán ampliamente la batalla gracias a que los avances en el campo de la modificación genética (que, a su juicio, logrará que seamos más fuertes, listos y rápidos) impedirán a las máquinas materializar “su sueño” de dominar la Tierra. Las películas apocalípticas de ese corte, por tanto, seguirán perteneciendo a la categoría de “ficción”.

¿De vacaciones sin salir de casa? Sin aviones, barcos, trenes o autos: para llegar a nuestro próximo destino sólo nos hará falta un visor de realidad virtual (VR), o eso opina Mark Zuckerberg, fundador de Facebook. El directivo, muy prolífico en esto de las predicciones, está totalmente convencido de que esta tecnología revolucionará el mundo tal y como lo conocemos.

Y cree que muchos podrán optar por viajar virtualmente a destinos que no visitarían de manera física, ya sea por falta de fondos o por miedo a los aviones. Por tanto, cree que la VR es un complemento, no un sustituto de las tradicionales vacaciones y que, cuando se generalice su uso, dará un impulso a esta industria. Marriott, por ejemplo, ya utiliza los recorridos virtuales a sus establecimientos como herramienta para captar clientes.

Y Marte no esta tan lejos. Los viajes de ciudadanos de a pie al espacio y la colonización de otros planetas, como el astro rojo, serán los siguientes hitos a conquistar por la humanidad e irán acompañados, según Jeff Bezos, CEO de Amazon, de algo lógico: la creación de cientos de puestos de trabajo. El millonario ejecutivo, cuya pasión por este tema le hizo fundar Blue Origin, compañía que compite con Space X en la creación de aeronaves para transportar a los viajeros fuera de la estratosfera, augura que no tardaremos mucho en empezar a enviar currículums fuera de nuestra “zona de confort” terrestre.

Ya no nos hará falta sacar licencia de conducir ya que los autos serán autónomos. Se trata de uno de los avances que más aparece en las loterías futuristas (entre otras, en la de Elon Musk, CEO de Tesla Motors) y, por tanto, en uno de que menos nos sorprenden. Lo cierto es que esta predicción va materializándose poco a poco gracias al trabajo constante de tecnológicas (como Google o Baidu) y fabricantes de automóviles (desde Audi hasta el ya mencionado Tesla Motors) y está empezando a llegar a las calles, como es el caso del autobús sin conductor que esta semana ha comenzado a recorrer San Sebastián.

Dejaremos de usar billeteras, ya que los pagos móviles harán que nos olvidemos de qué forma y consistencia tienen los billetes que ahora son prácticamente indispensables en nuestras carteras. Tim Cook, CEO de Apple y otro de los directivos más requeridos para consultar su propia bola de cristal, aseguró a los asistentes de una de sus charlas que sus hijos nunca escucharían nunca el característico tintinear de las monedas en sus bolsillos. Los sistemas de pago móvil (como Apple Pay) y las más extendidas tarjetas de crédito y débito, que van eclipsando poco a poco el uso de efectivo, lograrán en pocos años, a su juicio, acabar definitivamente con efectivo.

La inteligencia artificial estará a nuestra disposición, tanto que no nos hará falta decirle qué necesitamos, ella lo sabrá de antemano. Bill Gates predijo hace 11 años que la constante innovación tecnológica lograría que ni siquiera tuviéramos que formular preguntas para obtener las respuestas que deseáramos. Satya Nadella, actual CEO de Microsoft, también auguró un futuro parecido, si bien considera que todo este poder predictivo, que adivinará cuando el cuerpo nos pida descanso, dónde queremos pasar nuestras vacaciones o qué queremos comer, se concentrará en asistentes virtuales como Cortana o Siri.

Un dato no menor es que el 40% de las empresas que existen en este momento en el mundo no serán más que recuerdos dentro de apenas una década. Así de contundente es la predicción del ex CEO de Cisco John Chambers. El directivo considera que las que no se digitalicen estarán firmando directamente su propia sentencia de muerte y que muchas de las que lo intenten fracasarán y también caerán en el olvido.

Muchos de los objetos cotidianos perderán su valor y evolucionarán en sus propias versiones “smart” (como ya ocurre con los televisores) o, directamente, desaparecerán en la vorágine tecnológica que nos ha tocado vivir en los últimos años. Incluso recordar la última vez que recurrimos a un diccionario, una calculadora o una cámara de fotos resulta, a veces, complicado. Nadella cree que los próximos en sucumbir serán los bolígrafos y lapiceros, que se volverán obsoletos ante las apps que nos permiten redactar textos (incluso garabatearlos en un folio virtual) o las que nos permiten grabar notas de voz.

Todo este avance tecnológico llevará a que el hombre reduzca su jornada laboral. Todo este proceso que hoy nos preocupa y resulta angustiante frente al panorama de no saber cómo acomodarnos a estas nuevas estructuras, con el tiempo será gratificantes. Este aspecto, los robots vuelven a hacer acto de presencia en este futuro posible, esta vez para modificar la jornada laboral de los humanos. El cofundador de Google, Larry Page, considera que otra consecuencia del apabullante poder de la tecnología y del aterrizaje masivo de estos “autómatas” capaces de cubrir los puestos que ahora desempeñan personas de carne y hueso, será la generalización de los trabajos a media jornada. Ante esta situación, Page considera que reducir las horas que dedicamos al trabajo sería una solución idónea que evitaría despidos masivos, facilitaría la conciliación, disminuiría el desempleo e incrementaría el número de personas que cuentan con algún tipo de ingreso. Eso sí, no habla de los cambios que se producirían en las nóminas de los trabajadores.

¿Y la vida? ¿Hasta donde podemos prolongarla? El director de ingeniería de Google Ray Kurzweil asegura que dados los avances de la medicina, cada vez más apegados a las últimas tecnologías (como, por ejemplo, las nanopartículas en las que trabaja la propia compañía), pronto será posible prolongar nuestra salud y nuestra vida hasta límites que ahora nos parecen imposibles. “Vivir hasta los 95 no era lo normal el siglo pasado”, argumenta. Asegura que la clave estará en “reprogramar” nuestro organismo, como si de un software se tratara, para potenciar nuestra longevidad.

Estos empresarios, que ya van mucho por delante de la mayoría de nosotros, se atreven a mostrarnos un 2030 para el cual deberemos prepararnos y la mejor manera de hacerlo es informándonos y entendiendo los cambios desde su raíz. La supervivencia del más apto vuelve a reinar el mundo de hoy.