Amazon, la pesadilla antes de Navidad del pequeño comercio

Las recientes arengas de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, llamando al boicot Amazon para tranquilizar al pequeño comercio han vuelto a poner el foco sobre el gigante mundial de las ventas online y la presión que ejerce sobre las tiendas de proximidad. El debate serpentea desde hace años pero esta vez la preocupación por su competencia es máxima en el sector del retail. Casi una obsesión.

No hay foro empresarial estos días en el que el tema no salga a relucir. Las restricciones de movilidad, aforos en tiendas e incluso cierres de centros comerciales en algunas comunidades –como Catalunya, Asturias o Castilla León– van a disparar las ventas online en detrimento de las físicas durante la campaña de black friday Navidad, coinciden las patronales y los analistas de Aeccoc, Kantar o Nielsen. Y en este terreno, los gigantes de internet juegan con una evidente ventaja por mucho que las pymes hayan dado un salto digital gigante a raíz de la Covid-19. La anhelada temporada de ventas con la que el pequeño comercio esperaba compensar un año para olvidar va a estar más disputada de lo previsto por las nuevas limitaciones para contener el coronavirus, así que Amazon es señalado por algunos políticos y también por pequeños empresarios como ese Ebenezer Scrooge que les va a fastidiar la Navidad.

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La diferencia de musculatura con la que salen a competir unos y otro es abismal. Amazon y los otros grandes retailers digitales, como el chino Alliexpress, no han dejado de trabajar ni un solo día pese al confinamiento de primavera y su actividad y facturación va en una vía ascendente que parece imparable. Los beneficios netos de la compañía de Jeff Bezos en el tercer trimestre del año crecieron un 37%, hasta los 6.300 millones de dólares, con una facturación total en estos tres meses de más de 96.000 millones de dólares, muy por encima de lo que anticipaban los analistas.

Ha sido una de las grandes beneficiadas de la nueva situación provocada por la pandemia, como reconocía Brian Olsavsky, director financiero de Amazon, en una presentación de resultados telemática. La próxima campaña de Navidad esperan contratar además a miles de personas en todo el mundo –sólo 100.000 en Estados Unidos– para hacer frente a la avalancha de pedidos que prevén recibir entre noviembre y diciembre.

Críticas

En el otro lado de la balanza se encuentra el comercio de proximidad, que en España arrastra una importante caída que se recrudeció en septiembre, según los últimos datos del INE. Las ventas minoritas descendieron un 0,3% respecto a agosto y un 3,3% interanual. La disminución fue generalizada en todos los productos excepto en equipamiento personal y alimentación. Desde la patronal Cepyme alertan que si el ritmo económico no cambia, la mitad de pequeñas y medianas empresas, de las que se nutre en su mayoría el retail, entrarán en una situación crítica, mientras que en Pimec calculan que esta campaña de Navidad es decisiva para la supervivencia de casi un 20% de comercios en Catalunya, la comunidad autónoma que mayores restricciones ha impuesto para frenar la pandemia y que ha provocado, entre otras cuestiones, un aumento súbito de los afectados por ERTE.

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No hay más que dar un paseo por el centro de una gran ciudad para comprobar la complicada situación de los negocios minoristas. En el corazón comercial de Barcelona, por ejemplo, empiezan a abundar las hileras de persianas bajadas mientras la carretera aparece llena de camionetas de reparto de paquetería. “Esta campaña será crucial, una gran parte de comercios obtiene el 50% de la facturación de todo el año en Navidad y si no pueden vender van a tener serios problemas, veremos calles vacías”, advierte Pedro Campo, presidente de la Confederación Española de Comercio.

Campo lanza una reflexión también sobre el impacto social de las decisiones de compra. “Los consumidores han de ser conscientes de a dónde va su dinero, las grandes plataformas del e-commerce tributan gran parte de sus ingresos en otros países con mayores ventajas fiscales, mientras que los comercios minoristas pagamos casi un 50% de impuestos por cada artículo que vendemos, impuestos con los que se paga la sanidad, las prestaciones sociales…”, reivindica.

En este sentido, Campo reclama una campaña “potente” de las administraciones públicas que pongan negro sobre blanco las reglas del juego comerciales y sus implicaciones. El presidente de la asociación catalana del retail Comertia, David Sánchez, coincide en la “necesidad” de campañas de divulgación: “Si queremos ciudades y barrios vivos, con tiendas, que no estén desiertos y degradados, debemos implicarnos”. Ahora bien, reclama que los diferentes gobiernos tomen cartas en el asunto y equiparen las normas que rigen el negocio de los gigantes del e-commerce y de las tiendas tradicionales.

Las polémicas por las condiciones laborales de los repartidores de Amazon y el pago de impuestos son recurrentes y la sensación entre los comerciantes tradicionales es de agravio comparativo por el nivel de exigencia legal a unos y otros. En Catalunya, la Inspección de Trabajo sancionó este verano con una multa de casi 1,2 millones de euros a Amazon y otras empresas de reparto –Ahora Vengo, Instapack, Nopar y One Motion– por “cesión ilegal de trabajadores”. En cuanto a los tributos, la compañía pagó el año pasado en España 3,5 millones de euros por el impuesto de sociedades a través de las tres filiales con las que opera en el país –las ventas las factura en Luxemburgo, donde está su sede europea y cuyos resultados no son públicos–.

La secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez, reivindica la “importancia” del sector comercial en España y, sin señalar a otras empresas como sí han hecho en Francia, hace un llamamiento a comprar en las tiendas de proximidad esta temporada de Navidad, ya sea a través de sus canales online o en las tiendas físicas si están abiertas. “Es uno de los sectores que más ha sufrido durante esta crisis sanitaria y necesita del apoyo de las administraciones públicas y de los propios consumidores, apoyar a nuestro comercio es vital para recuperar la fortaleza de uno de los principales motores de la economía y el empleo del país”, afirma. El Gobierno ha puesto en marcha diversas campañas para impulsar las ventas.

Alianzas

Pese a la potencia y actividad abrumadora del gigante Amazon, Jordi Bacaria, economista y consultor de J3B3, cree firmemente que las tiendas tradicionales no lo han de ver como “el enemigo”. “Siempre ha existido la competencia, si no es Amazon, son unos grandes almacenes… la omnicanalidad es una realidad y el pequeño comercio no ha de entrar a competir con los grandes del e-commerce , sino centrarse en su nicho de mercado, diferenciarse, aprovechar internet para tener una conexión más profunda con su entorno de clientes”, explica.

A raíz de la Covid y sobre todo en las últimas semanas se han multiplicado en toda España marketplaces locales, algunos más elaborados que otros, que aglutinan toda la oferta comercial de un municipio o barrio para encarar la campaña de Navidad más incierta de los últimos años. David Barbeito, de la plataforma de comercio local digital Aprop, explica que la demanda de municipios para crear sus propias tiendas virtuales vive un boom: “lo quieren de hoy para mañana porque se acercan la temporada de ventas y no saben qué restricciones habrá las próximas semanas”. De momento, ya trabajan con 18 ciudades y tiene cola de demanda.

El sector, pese a la incertidumbre, no está paralizado. Una reciente investigación de Bacaria señala que la mitad de negocios minoristas ha decidido intensificar su estrategia online y han potenciado su presencia en redes, sobre todo Instagram, para diversificar sus canales de venta. Muchos están además conteniendo los stocks para no quedarse con el almacén lleno como les pasó en primavera durante el confinamiento y las promociones van a estar al alza, señala este experto.

Las medidas de seguridad marcarán en gran medida el camino a seguir del sector comercial y sus opciones de salir airosos de la temporada de Navidad. Íñigo Gallo, profesor de dirección comercial del IESE, recuerda que el comprador se vuelve “más infiel” en internet, donde la oferta de productos es descomunal pero donde sólo unos pocos, los más grandes y con mayor experiencia y recursos, asoman la cabeza en los primeros puestos de los buscadores, llevándose así la mayoría de compras. “Hay que ser un comprador muy concienciado para evitar esto”, afirma.

Crecimiento

Amazon, por su parte, parece seguir ajeno al ruido que se genera a su alrededor, impulsado por la confianza que le dan sus buenos resultados financieros. De madrugada ya se pueden ver anuncios suyos en televisión en el que ofrecen fraccionar las compras navideñas en cuatro pagos. La compañía recuerda además que trabaja con más de 9.000 pequeños empresarios en España y que ha invertido 2.900 millones de euros aquí desde el 2011, creando una plantilla directa de 9.000 empleados.

Alejandro Artero es uno de estos pequeños empresarios que se ha beneficiado de su colaboración con Amazon. Consejero delegado de la empresa de productos de peluquería Artero, en Vilassar de Dalt, asegura que desde que también distribuye a través de Amazon ha ganado en notoriedad, prestigio de marca y ventas. “Nos ha permitido llegar a un mercado mundial”, asegura Artero, cuya empresa fundaron sus familiares en Manresa hace ya 110 años.

La otra cara de la moneda: Vanessa Llorente, una fabricante de bolsos artesanos de Barcelona que hace un año valoró la posibilidad de vender a través de Amazon. “Lo descarté en seguida, me pareció abusivo, se llevaban un 30% de comisión y pedían cobrar cada final de mes, y lo que hacen con los impuestos me parece poco ético”, comenta. Dos formas de entender el comercio que esta Navidad se batirán cara a cara.

Fuente: La Vanguardia