¿Cómo invertir en Internet de las Cosas?

Internet de las Cosas es visto entre muchos inversores, conglomerados de tecnología y bancos de inversión como la oportunidad más grande desde que los smartphones y tablets surgieron generando una revolución en el mercado.

Es probable que la idea de usar un smartphone para controlar el termostato o el sistema de seguridad en el hogar estando a kilómetros de distancia, o la idea de usar un SmartWatch para llevar registro de la actividad física, sean los únicas que se les venga a la cabeza cuando se habla de IoT, y no les resulten del todo atractivas. Sin embargo, este concepto abarca un universo mucho más grande y talvez menos visible en el uso cotidiano, pero sí en los negocios: vehículos autónomos, plataformas petrolíferas,  sistemas para reducir el consumo energético, entre tantas.

Entre las posibles aplicaciones de consumo y de negocios, los analistas se animan a hacer sus predicciones: IDC asegura que durante 2013 IoT representó un volumen de US$ 1.9 billones, donde el 90% de los equipos conectados correspondieron a países desarrollados. Para 2020, la demanda crecerá casi tres veces, generando un mercado de US$ 7.1 billones, motorizado por las naciones emergentes. Son estos números los que permiten pensar que hay grandes oportunidades en los lugares menos esperados. Es decir, no esperemos que las grandes empresas se  vean beneficiadas por vender productos de consumo como smartwatchs, termostatos, o cafeteras inteligentes. De igual forma, que los inversores que apostaron a empresas como Nest, SmartThings o Dropcam, vean el ROI en poco tiempo. El negocio puede pasar por otro lado.

[blockquote align=”right” quotes=”yes”]IoT no sólo se trata de una inversión en tecnología. Esta tendencia aumentará la productividad como un todo que está impulsando la economía en su conjunto[/blockquote]

Afortunadamente para los inversores, los productos de consumo son sólo una pequeña parte del mercado total. Los usos de sensores, un componente en casi todos los dispositivos conectados, son infinitas. Se espera que estén en casi todas las categorías de productos, desde semáforos y plazas de estacionamiento hasta en motores a reacción y neumáticos, en la salud, en la educación. Según Deborah Koch, Gerente de Northern Trust’s “no sólo se trata de una inversión en tecnología. Esta tendencia aumentará la productividad como un todo que está impulsando la economía en su conjunto”.

Posiblemente, el área más prometedora de todas es la interacción entre Internet de las Cosas y el sector industrial. GE está desempeñando un papel de liderazgo en este ámbito e invirtiendo mucho en lo que la compañía denomina Internet Industrial. Con más de 3 millones de “cosas que giran” en la base industrial actual, GE ha calculado que una optimización de procesos que consiga un ahorro de tan sólo un 1% en diferentes industrias podría equivaler a un total de 226.000 millones de dólares a lo largo de 15 años. Por ejemplo, GE argumenta que Internet Industrial permitirá a muchas empresas eliminar los tiempos de inactividad no programados, de tal forma que el mantenimiento preventivo se realice en función del estado real de los activos industriales en lugar de estimaciones sobre su estado.

En vez de centrarse en los productos finales, muchos inversores están apostando a los proveedores. Después de todo, alguien tiene que ocuparse de los miles de millones de chips que hacen posible las conexiones. Un ejemplo es Paul ­Ebner, senior portfolio manager en BlackRock, cuya compañía ha apostado por los fabricantes de chips que se venden en la industria automotriz, ya que los fabricantes de automóviles están comprando el 8% de los semiconductores.

Qualcomm es el mayor fabricante de chips del mundo, y por ende esto convierte a la empresa en un jugador importante. De hecho, su reciente adquisición de la compañía de semiconductores británica CSR en US$ 2.500 millones indica su intención en el mercado de Internet de las cosas. CSR vende chips para automóviles, impresoras y audio inalámbrico, nuevos mercados que según el CEO de Qualcomm, Steven Mollenkopf, impulsará el crecimiento anual de la empresa, pasando de 8% al 10% en los próximos años.

Luego está ARM Holdings, empresa que, a pesar de su pequeño tamaño, ha derrotado al gigante Intel en chips móviles, y está en camino de convertirse en un jugador clave de los dispositivos conectados. La mitad de los 10 mil millones de chips que sus concesionarios vendieron el año pasado fueron por artículos no móviles como electrodomésticos. En octubre, la compañía introdujo un chip diseñado específicamente para su uso en máquinas fabriles, vehículos y hogares inteligentes.

Cisco es de las empresas que más rápido se ha movido en estas tendencias. Su CEO, John Chambers, ha apostado el futuro de la compañía en lo que llama “Internet of Everything”, introduciendo 800 nuevos productos vinculados con esto, como redes inalámbricas para yacimientos mineros y plantas manufactureras. La empresa ha sabido cómo llevar la delantera frente a la competencia dentro de la industria de redes. 10.000 clientes de los equipos conectados de Cisco representan US$ 2.400 millones en ingresos de los US$ 49.000 millones totales de la compañía.

Puede que no sea suficiente para revivir sus acciones, pero sí es una empresa que viene innovando, haciendo un recambio de recursos y apostando de lleno al IoT. Sobre todo porque todos estos objetos conectados, sean termostatos, cafeteras o aires acondicionados, necesitan conectarse a la red. Por ende, el futuro de las acciones de Cisco es prometedor. De igual forma, podría pensarse que las de compañías de redes inalámbricas como Aruba, Ruckus Wireless y Netgear transitarían la misma suerte.

[blockquote align=”right” quotes=”yes”]Los inversores deben encontrar a las empresas con los planes mejor diseñados y las mejores perspectivas para capitalizar esta tendencia[/blockquote]

Siguiendo esta lógica, una vez que las empresas de hardware se posiciones, los jugadores del software serán las responsables de darle un sentido a esos “objetos conectados”. Es aquí donde también verán crecer sus acciones.

Por ahora el potencial de la Internet de las Cosas supera a la realidad. Para Gartner, esta tendencia pronto colapsaría en un “valle de la desilusión”, seguido de una “pendiente de la iluminación”, y luego, con el tiempo, pasaría a vivir una “meseta de la productividad”. Por lo tanto, a no sobreestimar la tendencia, ni tampoco subestimarla. Que es real, lo es. Con potencial de crecimiento y de oportunidades, también. La clave es estar atentos y seguir la evolución para detectar dónde y cuándo conviene invertir en las empresas vinculadas con Internet de las Cosas. Es decir, encontrar a las empresas con los planes mejor diseñados y las mejores perspectivas para capitalizar esta tendencia.