Cómo transformar un negocio tradicional en una empresa tecnológica

Por:  Livia Armani

Desde hace ya unos años, las mujeres estamos ganando protagonismo en el terreno del liderazgo. De a poco podemos ver más mujeres en puestos jerárquicos o a cargo de empresas y negocios de base tecnológica, como lo es una startup. Costó y cuesta, pero lo estamos logrando día a día, con mucho esfuerzo, reconquistando un lugar que, hasta ahora parecía casi exclusivo de los hombres.

Aún así, el porcentaje de mujeres que nos animamos a emprender sigue siendo bajo. Según un informe de la Asociación de emprendedores de Argentina (ASEA), el porcentaje de mujeres emprendedoras en el país al comenzar el año 2019 rondaba el 40% del total. En la misma línea, de acuerdo a otro informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) de 2018-2019, sólo un 39,2% de las mujeres percibe que existen oportunidades para emprender, frente al 45,8% de los hombres.

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¿Qué podemos hacer para superar esta situación? El informe explica un factor fundamental para que otras mujeres se animen a emprender: la posibilidad de ver y conocer otras mujeres emprendedoras. Claro que poder contar con conocimientos y herramientas necesarias es importante. Pero como mujeres, es importante que nos visibilicemos para que otras también lo vean como una posibilidad concreta. Después de todo, como dice Geena Davis en su Instituto destinado a la igualdad de género, “si ella puede verlo, ella puede serlo”. O en otras palabras: es muy difícil soñar con ser algo que no se conoce. De ahí la importancia de mostrarnos y dar el ejemplo.

Otra buena noticia es que de a poco, en el mundo, surgen redes profesionales para mujeres. En Argentina contamos con varias organizaciones como Mujer Emprendedora de Latinoamérica y el Caribe, Endeavor Argentina, ASEA – Asociación de Emprendedores de Argentina, Emprendedoras en red, ME – Madre Emprendedora, CRIAR – Comunidad de Mujeres Emprendedoras, Junior Achievement Argentina: Programa mujeres emprendedoras, Vital Voices, y MEFEBA – Mujeres Empresarias de la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires, entre otras. Esto ayuda mucho a fomentar la mayor participación de mujeres en el ámbito emprendedor, mediante capacitaciones y soporte en red.

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En mi experiencia, el emprendedorismo tiene que ver con agarrar una idea que realmente te motive (como para mí es el tema del medioambiente y la economía circular) y no dejarla pasar. Es importante analizar el escenario, los recursos, hacer proyecciones y ser coherentes con      nuestra capacidad de inversión o de conseguir financiamiento. La idea de Space Guru, startup de economía circular enfocada en solucionar problemas de espacio, surge a raíz de ver que todos poseemos muchísimas cosas acumuladas que no utilizamos. En concreto, el disparador fue ver al padre de mi pareja comprar una moto sierra que utilizó una sola vez, y luego quedó guardada en un cuartito por años. La pregunta que surgió al ver eso fue ¿qué pasaría si en lugar de comprar tanto y acumular, pudiéramos alquilar esta clase de objetos y, de alguna forma, “compartirlos”? ¿Qué pasa si tratamos de que las cosas no queden sub-utilizadas, sino que realmente se utilicen al máximo posible entre diferentes personas? Esta premisa, un poco utópica, fue combinada con la experiencia que habíamos adquirido con anterioridad en una empresa de e-commerce que vendía remanentes de productos de marcas premium para evitar su descarte. La realidad es que Felipe y yo ya venimos emprendiendo juntos hace años y siempre mi interés vino por el lado de la reutilización.

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Así fue como comenzamos con este emprendimiento de guardado inteligente elevando la propuesta de guardado tradicional a través de la tecnología: nuestros clientes pueden gestionar todo desde sus teléfonos, ver sus cosas guardadas en su catálogo online y pedir la devolución de sus ítems, todo sin salir de sus casas ni pisar una baulera jamás. Nosotros nos ocupamos de todo y ellos ahorran tiempo y energía muy preciados, para poder enfocarse en otra cosa más productiva. Así, gracias a la tecnología desarrollada inhouse por nuestro equipo de programadores, logramos transformar un negocio tradicional a partir del uso inteligente de las tecnologías, y adaptándonos a una nueva cultura generacional, donde valoramos mucho más nuestro tiempo y un servicio de calidad, para poder enfocarnos en otras cosas que nos hacen felices.

No es cierto que el mundo tecnológico sea sólo para hombres. Lo que falta es mayor inversión y promoción de los emprendimientos impulsados por mujeres. De acuerdo a un documento de la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (ARCAP), de entre los emprendedores que recibieron financiamiento para sus startups, el 91,3% fue para hombres y solo el 8,7% fue para mujeres. Queda claro que las mujeres aún tenemos una larga lucha por delante para lograr ir mitigando esa brecha.

Por otro lado, si bien se advierte mayor interés y participación de las mujeres en carreras de las denominadas “duras”, todavía queda mucho trabajo por hacer desde los Gobiernos y las Universidades: en el mundo, menos del 30% de los investigadores son mujeres. Asimismo, en Argentina, en el universo de carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) solo un 33% de los estudiantes son mujeres, según el informe “Protagonistas del futuro: emprendedoras STEM en América Latina”, desarrollado por el Centro de Entrepreneurship del IAE Business School en alianza con el BID.

Por último, creo que es importante resaltar que si bien el camino emprendedor no es fácil, saber adaptarse y contar con un buen equipo hace toda la diferencia. En nuestro caso, por ejemplo, pudimos adaptarnos a la crisis del Covid, y redoblando esfuerzos, logramos sobreponernos. No fue fácil. El rubro de la logística tuvo meses realmente muy complicados, dado que no podíamos operar. Muchos de nuestros clientes nos contratan cuando se mudan, y las mudanzas estaban prohibidas. Tuvimos que aprender a estar atentos, trabajar con diferentes escenarios posibles, y adaptar nuestra propuesta de manera ágil en función de lo que iba sucediendo.

Gracias al trabajo en equipo, pudimos capitalizar todos los escenarios y mostrar que los problemas de espacio no solo surgen cuando nos mudamos: disfrutar de casas más cómodas durante la pandemia se convirtió en una necesidad real y tangible. Durante los meses de encierro, todos los ambientes pasaron a ser compartidos y multi función, y por eso cada cosa de más se notó. Nosotros estuvimos ahí para ayudar a la gente a guardar lo que no usaba por un tiempo. Por eso crecimos un 393% en los meses de pandemia, comparado al mismo período pre-pandemia.

Estamos viviendo una época disruptiva, en la que el empoderamiento de las mujeres es un tema necesario de agenda social y mediática. Para que sigamos logrando resultados, para que más mujeres se animen a emprender, para que muchas otras puedan llegar a cargos con poder de decisión, para que haya igualdad de derechos y posibilidades entre géneros, es necesario un trabajo colectivo de gobiernos, empresas, y de la sociedad en donde cada actor tiene que asumir sus responsabilidades y colaborar.

Nosotros tratamos de aportar a la paridad de género, por ejemplo, contratando a mujeres en un rubro que suele estar asociado con los hombres, como es el logístico. El camino es largo y requiere de mucho esfuerzo, de mucha colaboración y de no bajar los brazos. Como mujer, madre y emprendedora, me gusta animar a todas a superar los miedos y animarse al desafío de emprender. Mostremos, entre todas, que se puede. Visibilicemos nuestro trabajo y apoyémonos, para que otras vean una posibilidad donde antes veían un impedimento.