EE.UU. prohíbe a Intel proveer chips para la “supercomputadora china”

China se ha caracterizado por varios avances en el terreno tecnológico. Uno de ellos es la supercomputadora Tianhe-2, considerado el ordenador más veloz del mundo hasta el momento. Pero Estados Unidos ve a este equipamiento como una posible amenaza: de acuerdo a TheRegister, el Departamento de Comercio de ese país le ha prohibido expresamente a Intel venderle al gigante asiático decenas de miles de microprocesadores Xenón destinados a la actualización del equipo. El argumento es que podrían ser utilizados para desarrollar armas nucleares.

La Tianhe-2 usa 80.000 procesadores Intel Xeon chips que le permite desarrollar un poder computacional mayor a los 33 petaflops. El petaflop es una unidad de medida que equivale a mil millones de millones de cálculos por segundo lo que es igual a 10 15 o a un 1 seguido de 15 ceros. Para graficar mejor la potencia del superordenador chino, se puede usar como ejemplo una PlayStation 4, que dentro posee una computadora de alto poder: se necesitan 550 consolas para llegar a 1 teraflop y, en consecuencia, más de 18.150 para llegar a la capacidad de procesamiento de la Tianhe-2.

Pero las metas para este de la supercomputadora era superar los 110 teraflops. El Departamento de Comercio de EE.UU., según indica en un comunicado, rechazó la licencia pedida por Intel para exportar estos chips porque tanto la Thianhe-2 como otras tres supercomputadoras chinas fueron utilizadas para “actividades de explosivos nucleares”. Justamente, las regulaciones de exportación de EE.UU. apuntan contra las tecnologías usadas para “el diseño, desarrollo o fabricación” de armas nucleares, según consigna BBC News.

El sitio de noticias también consigna que si bien Intel se perdió un suculento contrato con el gigante asiático, llegó a un acuerdo por 200 millones de dólares para construir la supercomputadora Aurora en el Laboratorio Nacional de Argonne, en Illinois, EE.UU. Este equipo está siendo construido junto al Departamento de Energía estadounidense, tendrá 50.000 nodos y un rendimiento máximo de 180 petaflops.

Lo curioso es que la semana pasada, durante el Intel Developer Forum, el fabricante anunció planes para invertir 24 millones de dólares en un programa de aceleración de emprendimientos en China que integren estos procesadores. La iniciativa tiene dos objetivos: aumentar el mercado de consumo masivo en el país asiático y lograr que los fabricantes de equipos de Internet de las cosas implementen chips Intel.

Si bien hay varios fabricantes de procesadores chinos, como MediaTek, la mayoría produce chips bajo la arquitectura ARM, que es mucho más eficiente en términos de consumo y prestaciones. Pero la todavía vigente plataforma x86, que viene evolucionando desde hace más de 25 años gracias al crecimiento de las PC de escritorio, es la utilizada para aplicaciones de alto rendimiento, como la investigación científica. Si bien Intel posee factorías en el gigante asiático, no desarrolla el proceso de producción de manera completa allí, ya que se complementan con sus plantas en Costa Rica, Vietnam e Israel.

Ante la decisión de EE.UU., seguramente China intentará conseguir otros proveedores para su supercomputadora. AMD, que también fabrica chips para la plataforma x86, está en la misma disyuntiva, ya que su casa matriz está en suelo estadounidense. La firma taiwanesa VIA sería una de las alternativas, que produce procesadores tanto la plataforma x86 como ARM. De todas formas, la posibilidad de cerrar un contrato millonario con el gobierno asiático seguramente impulsará a las empresas locales a producir chips compatibles.

Por su lado, la postura de Estados Unidos no es nueva. Durante la Guerra Fría, el Departamento de Comercio de ese país solía vetar exportaciones de sus equipos tecnológicos a países que estuvieran bajo control soviético. Pero más allá de la cuestión, la decisión podría estar relacionada con intentar poner un freno al desarrollo científico-tecnológico del país asiático, que es el principal solicitante de patentes: según la World Intellectual Property Association, el crecimiento de la potencia oriental fue de 26,4 por ciento entre 2012 y 2013.