La banca digital impulsa las pymes en China

La vertiginosa acumulación de riqueza en China está encontrando una salida a través de servicios digitales para pequeñas y medianas empresas que rebosan de creatividad pero tienen un acceso limitado a formas tradicionales de crédito.

El país más poblado del mundo se ha convertido en el líder mundial en préstamos en línea, representando tres cuartas partes del mercado global. La gran mayoría de los créditos en línea de China son persona a persona (P2P). Las plataformas de créditos en línea conectan a potenciales prestatarios con prestamistas que buscan mayores rendimientos que las tasas de interés que ofrecen los bancos.

La relación entre redes sociales e inclusión financiera es dinámica en China, donde más de 700 millones de personas son usuarios activos de las redes sociales, el doble de la población de Estados Unidos. Considerando que China tiene la mayor población de internet del mundo y que muchos sitios globales, como Twitter, Facebook y YouTube, están prohibidos en el país, no es de extrañar que allí se hayan desarrollado seis de las diez principales plataformas de redes sociales del mundo, como WeChat y QQ, de Tencent y Weibo, respectivamente.

Las redes sociales en China se utilizan para prácticamente todo, desde pagar por la cena de un amigo y pedir un taxi hasta recargar tarjetas de transporte. Incluso pronto podrían ser empleadas como documento de identificación, luego de que WeChat presentó una función que permite a los usuarios tener una versión digital de su documento de identidad emitido por el gobierno en su teléfono móvil.

La competencia entre el modelo de comercio electrónico de Alibaba y el modelo de redes sociales de Tencent está liderando el camino en innovación, crecientemente vinculado con los servicios financieros.

Desde su debut en 2011, la plataforma de redes sociales WeChat, de Tencent, ha rápidamente dominado un mercado con unos 960 millones de usuarios a nivel mundial. El año pasado, Tencent vinculó su herramienta de pago por internet, Tenpay, que puede ser utilizada para enviar y recibir pagos, retirar dinero de cuentas bancarias, cargar celulares, depositar en cuentas de juegos en línea, etc., a WeChat. Ahora, más de 20 millones de usuarios hacen compras a través de Tenpay en WeChat.

En tanto, Alipay, la plataforma de pago de Alibaba, tiene una base de más de 1.000 millones de usuarios, pero la red social preexistente de WeChat ha llevado a una rápida adopción del mercado. Tencent busca expandirse al comercio en línea, mientras que Alibaba ha creado su propia aplicación de chat, Laiwang, y prohibió a los vendedores en su sitio de compras usar WeChat para comercializar sus productos.

Tanto Alipay como WeChat están trabajando para hacer que los servicios financieros se conviertan en servicios de estilos de vida, viendo maneras de ser parte de la rutina financiera del usuario. Alipay y WeChat proveen funciones que son útiles y fáciles de emplear, de manera que los usuarios quieran poner su dinero con ellos, incentivados por fuertes descuentos. Esta manera de abordar a los usuarios es distinta de la de los bancos y resulta en estrategias de productos muy diferentes.

Las firmas chinas de tecnología financiera se están desarrollando a un ritmo que el resto del mundo tiene problemas para emular. A medida que las empresas chinas se internacionalizan, se verá si demuestran ser lo suficientemente robustas para los mercados internacionales. En su incursión hacia los mercados desarrollados, probablemente experimentarán problemas, dado el actual clima geopolítico y las crecientes preocupaciones sobre datos personales que podrían ser adquiridos por grupos foráneos. En tanto, el enorme mercado interno de China, junto con los mercados en países en desarrollo, deja bastante espacio para que estas firmas se expandan en los próximos años.

Queda por ver si los nuevos modelos de negocio que están alterando el statu quo de la industria de los servicios financieros tendrán lugar por la vía de la competencia o de la colaboración entre el viejo orden y las fintech que llegaron para quedarse.

En tanto, América Latina, donde la mayoría de las nuevas empresas fintech se constituyeron entre 2014 y 2016, también se perfila como un mercado lucrativo.

El Banco Interamericano de Desarrollo y Finnovista, una organización que brinda apoyo a startups de servicios financieros, dejan en claro que el fenómeno recién comienza. El 49% de la población de la región, así como muchas de sus pequeñas y medianas empresas (pymes), no tiene acceso a servicios financieros tradicionales. Por eso, las fintech pueden prestar servicios a vastos sectores desatendidos de la economía y contribuir de manera considerable al crecimiento de la región.

Según el Banco Mundial, el 51% de la población de América Latina tiene una cuenta bancaria, en comparación con el promedio global del 62%. Por lo tanto, cerca de la mitad de la población adulta de la región es un potencial cliente para el sector bancario. Incluso entre aquellos con una cuenta bancaria, el 35% nunca la usa.

En este aspecto, China y América Latina tienen mucho en común, pese a la diferencia de tamaño de sus economías. En ambas regiones hay una penetración enorme de la telefonía celular y ambas tienen sistemas bancarios ineficientes, con excesiva burocracia.

El ritmo más lento de desarrollo de las fintech en América Latina también ofrece ventajas.

Estas firmas pueden estar más dispuestas a extender sus servicios a los sectores desatendidos de la población, mientras que en China las grandes fintech ya están impidiendo que las más pequeñas ingresen al mercado y limitan la posibilidad de que se otorguen préstamos a compañías recién creadas que luchan por abrirse camino.

En última instancia, el fortalecimiento de las fintech ‒y su competencia e incluso su colaboración con los actores tradicionales‒ debe producir servicios financieros menos costosos, más eficientes e incluyentes. Es una situación de beneficio mutuo tanto para China como para América Latina.