La Casa Blanca negocia dividir a las big tech por monopólicas

A los inversores en tecnología no les debería importar que los votantes elijan a Elizabeth Warren para enfrentarse a Donald Trump en las presidenciales del año que viene. La promesa de dividir a las mayores tecnológicas de EEUU es la esencia de un manifiesto de la senadora democrática por Massachussets que, según los analistas, formará parte del debate político en la campaña hacia la Casa Blanca.

Aunque la amenaza regulatoria a las grandes tecnológicas ha aumentado desde el escándalo de Cambridge Analytica en el que se vio inmerso Facebook hace un año, la carrera presidencial parece devolver la atención a tecnológicas como Amazon y Alphabet, que han contribuido a sostener el repunte del mercado de valores de EEUU durante una década. En opinión de Lee Spelman, responsable de renta variable de JPMorgan AM, el plan de dividir a las grandes tecnológicas afectaría a la rentabilidad de las empresas, aunque no se sabe hasta qué punto. La intervención de Warren, una de las primeras en incorporarse a la carrera presidencial en las filas demócratas, llega en un momento en el que el sector tecnológico muestra pocos indicios de querer renunciar al papel que ha tenido en la racha alcista de Wall Street.

El sector de la tecnología de la información ha registrado este año un alza en el Standard & Poor’s 500 del 18,5%, el mayor del mercado, superando con creces el 13,2% de las acciones de empresas de mayor capitalización. Las acciones de las grandes tecnológicas que no son parte del sector de la tecnología de la información, como Facebook y Netflix, también han superado al Standard & Poor’s 500 .

DUDAS

Pero, a pesar de los buenos datos tecnológicos, empiezan a surgir las dudas. No solo dependen de las decisiones políticas, como quedó patente cuando el presidente del subcomité antimonopolio de la Cámara de Representantes instó a la Comisión Federal de Comercio a emprender una investigación para saber si Facebook había violado las leyes de competencia. La lista de preocupaciones incluye una ralentización de la economía global que representa una amenaza para empresas que dependen tanto de la publicidad, como es el caso de Google. Al mismo tiempo, una ruptura comercial entre Washington y Pekín podría empeorar la situación de Apple en China.

El plan de una senadora demócrata de dividir a estos gigantes lastraría su rentabilidad

De momento parece que los inversores ya no están tan cómodos con el sector. Los fondos de inversión de EEUU han reducido su exposición a a las acciones tecnológicas al nivel más bajo en tres años, según Bank of America Merrill Lynch.

La gestora de activos Richard Bernstein Advisors también ha rebajado su exposición al sector. El fondo, que opera en Nueva York, tiene en su cartera un 11% de acciones tecnológicas frente al 26% de principios del ejercicio. Bernstein, su fundador y consejero delegado, asegura que las firmas del sector son más vulnerables a periodos de escaso crecimiento. Además, recuerda las malas previsiones para justificar su cautela: las ganancias del Standard & Poor’s 500 caerán un 3,6% en el primer trimestre frente al mismo periodo del año anterior. “Este es un sector tremendamente cíclico, algo que la gente suele confundir con crecimiento”, advierte Bernstein. “¿Si sus beneficios caen en 2019 y 2020 será inmune el sector? La respuesta es no”, añade.

CHINA

Las tensiones comerciales entre las dos principales economías han afectado a Apple, a la que Microsoft adelantó el año pasado como la empresa de mayor capitalización de mercado del mundo. Las acciones del fabricante del iPhone están un 20% por debajo de los máximos registrados en octubre, tras la caída de ventas de smartphones en China que desencadenó las caídas.

La esperanza de una tregua comercial entre EEUU y China ha contribuido a un repunte de las acciones de Apple este año, tras un descenso del 30% en el último trimestre de 2018, pero el deterioro de la economía china sigue siendo una de las preocupaciones del fabricante del iPhone.

“Aunque la batalla comercial no ha cesado, todo apunta a que habrá una solución”, explica Spelman. Con independencia del desenlace de la guerra comercial, el sector tecnológico siempre tendrá atractivo entre los inversores.

La adopción de herramientas de automatización, una característica de la conocida como “cuarta revolución industrial”, será un factor que aumente ese atractivo, ya que a las empresas no les quedará más remedio que adoptar las nuevas tecnologías.

“Hay compañías que se beneficiarán de la revolución industrial 4.0, pero algunas se beneficiarán más que otras”, explica Ankur Crawford, gestor de cartera del fondo Alger, que opera desde Nueva York. Por ahora, para las gestoras de fondos que han confiado en el sector tecnológico como motor de las acciones en EEUU, el reto está en descifrar cómo afrontarán los desafíos políticos y económicos del próximo año. “A principios de año se podría haber lanzado un dardo y acertar; ahora hay que ser más selectivos”, concluye Crawford.