La privacidad de las criptomonedas llega a su fin

Una de las mayores críticas que reciben las criptomonedas siempre ha sido su condición de refugio para delincuentes expertos en tecnología. A pesar de que algunos peces gordos del sector, particularmente las plataformas de intercambios que a diario manejan miles de millones de euros en capital criptográfico, se han esforzado por cumplir con las normativas, esa imagen persiste, en parte porque algunas criptoempresas se han mudado a sitios con jurisdicciones menos estrictas para evadir a los reguladores.

Pero el final de esta industria sin ley podría estar cerca. El Grupo de Acción Financiera, una organización intergubernamental que establece las normas para controlar el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, ha dictado un nuevo conjunto de reglas internacionales contra el blanqueo de dinero destinadas a las casas de intercambio de criptomonedas. Las reglas, que exigen a las plataformas de intercambio que compartan entre sí la información personal sobre sus usuarios, resultan controvertidas.

Muchos aficionados a las criptomonedas consideran que la privacidad de esta tecnología, que es precisamente lo que les sedujo, podría desaparecer. No obstante, es probable que el cumplimiento de dichas reglas haga que esta industria resulte más atractiva para las principales instituciones financieras y otros usuarios.

El problema

Comparado con los tradicionales mercados de acciones y bonos, el de las criptomonedas es pequeño e inmaduro, pero los delincuentes que intentan beneficiarse de él se encuentran entre los más sofisticados del mundo y sus beneficios son cada vez mayores. “Desafortunadamente, el número de actividades criminales no para de crecer“, lamenta el CEO de la empresa de análisis de blockchain CipherTrace, Dave Jevans, que está desarrollando un producto contra el blanqueo de capitales para las casas de intercambio. Según un informe publicado por la compañía, en la primera mitad de 2019 los ladrones y estafadores robaron casi 4.000 millones de euros a los inversores y usuarios de las plataformas de intercambio de criptomonedas. “Todo eso tiene que ser blanqueado”, matiza Jevans.

Lo que atrae a los delincuentes es la posibilidad de emitir transferencias anónimas de valores sin intermediarios. Técnicamente, la mayoría de los sistemas de criptomonedas son seudónimos: los usuarios se identifican públicamente mediante una cadena de números y letras al azar. Dado que cada transacción se registra en un libro de contabilidad público, los delincuentes recurren a una variedad de tácticas, que incluyen el uso de múltiples direcciones y casa de intercambio, para cubrir sus huellas mientras mueven el dinero sucio.

En las jurisdicciones reguladas como las de EE. UU., Japón y la Unión Europea, se requiere que las casas de intercambio (los puentes entre el sistema financiero tradicional y el mundo de las criptomonedas) verifiquen las identidades de sus usuarios, un proceso comúnmente llamado “conocer al cliente”. Pero en muchas plataformas de intercambio de todo el mundo, las políticas son tan laxas que permiten mover o retirar el dinero sin identificarse.

La “regla del viaje”

En junio, el Grupo de Acción Financiera (GAFI) publicó una guía muy esperada aunque no vinculante que detalla las expectativas de cómo sus 37 países miembros deberían regular sus respectivos mercados de “activos virtuales”. La parte polémica es la siguiente: cada vez que un usuario de una casa de intercambio envíe criptomonedas por valores superiores a 1.000 euros a un usuario de una casa de intercambio diferente, la primera deberá compartir “de forma inmediata y segura” la información de identificación del remitente y el destinatario. Esa información también debe ponerse a disposición de las “autoridades correspondientes si la solicitan”.

Además de disuadir a los posibles blanqueadores de dinero, esto permitiría incluir en la lista negra a ciertas personas sujetas a sanciones económicas, y también a entidades como organizaciones terroristas. Es básicamente la versión criptográfica de la regulación bancaria de EE. UU. comúnmente llamada “regla del viaje”, que impone un requisito similar a las tradicionales instituciones financieras (aunque el umbral es de 2.740 euros). En EE. UU., las casas de intercambio de criptomonedas siempre han estado sujetas a esta regla.

No tan vinculante

Dado que el G7 y los miembros influyentes del G20 planean aplicar esta política, realmente sí resulta vinculante, según el director general de políticas de la empresa de análisis de blockchain Chainalysis, Jesse Spiro. En concreto, Estados Unidos, que ocupó la presidencia rotativa del GAFI desde julio de 2018 y julio de 2019 (China ocupa el cargo ahora), está impulsando este tema. El ministro de Comercio de EE. UU., Steve Mnuchin, calificó los estándares del GAFI como “vinculantes para todos los países”.

¿Un sistema global contra el blanqueo de dinero?

En julio, Reuters informó de que, como parte de un esfuerzo para combatir el blanqueo de dinero, el Gobierno de Japón “está liderando un impulso global” para establecer un sistema tipo SWIFT (el protocolo de mensajería internacional que los bancos utilizan para los pagos de un banco a otro )a las casas de intercambio de criptomonedas. A mediados de agosto, un informe de Nikkei sugirió que 15 gobiernos planean crear un sistema para recoger y compartir datos personales de los usuarios de criptomonedas.

Pero varias personas familiarizadas con los debates internacionales liderados por el GAFI sobre la regulación de la criptomoneda comentaron a MIT Technology Review que estos informes no llevan toda la razón. No hay señales de que se esté creando un sistema global de vigilancia de criptomonedas liderado por gobiernos, al menos no todavía. Y es probable que lo que surja finalmente no se parezca mucho a SWIFT. Las casas de intercambio aún se encuentran en una etapa temprana del proceso de averiguar qué sistemas y tecnologías usar para manejar los datos confidenciales de manera segura, según Spiro, y cómo hacerlo de una forma que cumpla con las reglas de privacidad locales. “Hay muchos puntos en el aire”, asegura.

Una línea en la arena

“Los reguladores han dejado claro que la antigua forma de realizar transacciones con transferencias seudónimas no va a escalar”, afirma el consultor e investigador de blockchain que fue analista económico y antiterrorista de la Agencia Central de Inteligencia de EE. UU. Yaya Fanusie. Algunos usuarios podrían abandonar las casas de intercambio que cumplen estas normas para entrar en las otras que no compartan información personal o que apliquen métodos de intercambio más descentralizados y que resultan más difíciles de controlar.

Pero Fanusie cree que esa comunidad seguirá siendo un nicho. Apunta que las instituciones financieras convencionales, que muchos piensan que podrían impulsar la próxima fase de adopción de criptomonedas, estarán más cómodas a la hora de implementar esta tecnología sabiendo que existen controles de blanqueo de dinero. Fanusie concluye: “Diría que el cripto-espacio está en una encrucijada”. Y añade que durante el próximo año, veremos a esta industria “tratando de descubrir cómo quiere posicionarse y si quiere escalar”.