La revolución tecnológica generará una pérdida de 1.000 millones de vidas en 20 años

En 2018 se cumplirán 40 años del comienzo de las excavaciones de Atapuerca. Una cifra importante. Cuatro décadas de hallazgos increíbles, reconocimientos internacionales al trabajo de los investigadores y noticias sorprendentes en torno al origen del hombre y la evolución.

Atapuerca es el mejor resumen de la historia, un auténtico cruce de caminos —migraciones, Camino de Santiago, eje natural de comunicaciones norte-sur y este-oeste…—, el lugar del mundo con más fósiles humanos descubiertos y que ha servido de cantera para una de las generaciones más brillantes de científicos españoles.

Eudald Carbonell, paleontólogo codirige desde 1991 el yacimiento de Atapuerca. Según este renombrado científico, los procesos evolutivos ya no son ajenos o externos a nosotros ya que contamos con una tecnología brutal y unas capacidades extraordinarias que nos permiten controlar hacia dónde vamos. “Por fin somos dueños de los procesos que inciden en nuestra evolución”, asegura.

Pero todo no es tan simple, ya que de errar en el camino podríamos ir hacia la extinción de la especie. “Nuestra especie colapsará, seguro. La aceleración histórica es enorme y nuestras contradicciones se irán acumulando hasta que se produzca un gran desastre, una catarsis.”

“No creo que vayamos a desaparecer. Pero nosotros somos los últimos que vivimos este viejo mundo, un mundo que se va a hundir por completo y va a dar paso a uno nuevo, completamente diferente” continúa.

Toda revolución trae aparejada fuertes cambios a nivel poblacional, y no es difícil de imaginar que la revolución tecnológico – científica que nos toca vivir en este siglo sea muy diferente. “Antes de la I y la II Guerra Mundial, por ejemplo, había casi 1.000 millones de personas en la Tierra y perdimos a 300 millones: 50 millones a causa directa del conflicto y 250 millones de manera indirecta.”

En esta revolución en la que estamos todos inmersos la pérdida humana rondará entre 500 y 1.000 millones de personas. Y será muy rápido, en un rango de 20 años, calculo yo ya que las catarsis ahora están aceleradas, asegura Carbonell.

Las causas de esas muertes no se diferencian mucho de las que ya sufrió la humanidad en toda su historia, de hambre, confrontaciones, guerras y probablemente bombas nucleares que generarán caos y colapso de la especie. A pesar de todo esto el ser humano, como tal, no desaparecerá. “Somos la única especie que ha quedado de las cinco o seis que había hace 60.000 años. Pero la raza humana va a cambiar. Probablemente habrá cuatro o cinco subespecies. Habrá gente no modificada, personas como nosotros, sin ninguna modificación genética ni tecnológica importante. Pero también habrá gente modificada técnicamente, gente modificada genéticamente, gente editada genéticamente y cyborgs, seres con elementos biológicos y cibernéticos.”

Según Carbonell, dentro de 30 o 40 generaciones el hombre habrá eliminado el azar y controlará todo, por lo que el peligro estará solo dentro del sistema.

“Las doctrinas no sirven, los nombres no importan. Lo importante es que desarrollemos una conciencia crítica como especie y que entendamos que competir ya no garantiza nuestra supervivencia, sino que puede llevarnos a la destrucción.”