Los retos de blockchain

Toda nueva tecnología tiene retos por delante. En el caso de blockchain, la base de Bitcoin o Ethereum, estos se multiplican. Algunos adalides de las redes distribuidas proclaman que estas cambiarán de arriba abajo el panorama digital. Y de algo que se tienen estas pretensiones cabe esperar que tenga ante sí grandes desafíos.

La Financial Conduct Authority, el regulador británico del sector financiero, encargó un informe sobre el potencial de la tecnología. En él también se hacía mención de los retos de blockchain. Observaron que algunas cuestiones aún están en el aire.

Una de ellas es la transparencia en las transacciones. Los estándares de blockchain, que obliga a que estos movimientos de capital sean visibles para la comunidad, no casan con el interés de los bancos. Más concretamente, no son compatibles con la privacidad que requieren los clientes de los bancos.

Pero no es el único detalle a resolver. Si hubiera un problema sistémico en relación a la infraestructura de compra-venta, con blockchain, ¿quién tiene la responsabilidad? Si las órdenes no se ejecutan o se ejecutan mal, ¿en qué figura reside la garantía para los usuarios? En un sistema centralizado hay un responsable claro, pero en este caso la descentralización propicia un terreno gris.

Las DAO (organizaciones autónomas descentralizadas) tienen relación con esta inquietud. Y suman otra añadida. Su papel consiste en la implementación de los contratos inteligentes, las reglas preprogramadas que fijan la relación que dos o más usuarios tendrán. Realmente juegan el mínimo rol posible, pero juegan uno. En un sistema legal, se suele atribuir a las organizaciones algunos poderes (y responsabilidades) que tienen las personas físicas. Pero resulta que la gestión de las DAO se hace de forma automática. De esta forma, no queda claro quién tendrá la responsabilidad en caso de conflicto.

Este aspecto legal es el que más preocupa, sin embargo, hay otros aspectos que merece la pena repasar. En un informe, Deloitte identificó los retos de blockchain para los próximos años. Y entre los cuales había algunos de tipo técnico, como la inmadurez tecnológica o el gran consumo energético.

La primera pega se debe a que es una tecnología nueva, con lo que necesita optimizar su velocidad o sus procesos de verificación. Además, todas las máquinas que se emplean para contribuir a las redes blockchain usan una cantidad tremenda de energía en su conjunto.

Deloitte también cita algunas preocupaciones en ciberseguridad , así como la previsible dificultad para integrar la tecnología en sistemas ‘legacy’. Si blockchain va a ser adoptada e incluso va a sustituir tecnologías actuales, el proceso de integración será complejo.