Microsoft sabe cómo pelearle a Google: jugar a su propio juego

En el Juego de Tronos, sólo se puede ganar o morir”
“Canción de Fuego y Hielo”, George R.R. Martin

Google es, actualmente, la empresa más importante del mundo tecnológico. Apple podrá ser la más valorada y Microsoft una de las que más facturan, pero si vemos cada recoveco del mundo tecnológico nos encontraremos –a veces de una manera más visible, otra más implícita–, la firma del buscador, a imagen y semejanza de la marca ACME en cualquier producto que el Coyote usara contra el Correcaminos. Las tres están en el Olimpo, pero el escalón más alto parece merecerlo Google.

Sin embargo, sólo Microsoft sabe cómo jugarle el “juego de tronos”. Y es, precisamente, jugar en su estadio, con sus reglas. Las tácticas del último par de años –y, en especial, de las últimas semanas– revelan la estrategia. Que, por cierto, es mucho más inteligente que la planteada por Apple, que busca crearle competencia a productos establecidos, como si el time-to-market fuera un mero concepto que sólo se ajusta a las empresas más terrenales.

La incursión de Google en los sistemas operativos móviles fue promoviendo el concepto de código abierto. Android es –para el imaginario colectivo– un sistema operativo “libre”, que ofrece más libertades a sus usuarios. Y es tan libre que cualquier fabricante de teléfonos puede usarlo en sus dispositivos. Grandes verdades. Pero a medias.

Android no es un sistema operativo 100% libre, aunque su desarrollo central sí lo sea, porque Google usa el crowdsourcing de la manera más inteligente que se pueda: para qué pagar a un equipo gigantesco de programadores (el viejo paradigma de Microsoft) si toda la comunidad puede hacerlo gratis, quedando para la empresa la responsabilidad de algunos retoques. De este modo, la comunidad de desarrolladores de la Android Open Source Project (AOSP) mantiene las versiones de Android, las que todas las marcas pueden usar (de hecho, todas las tablets y smartphones genéricos la usan). Pero que visualmente y funcionalmente están un poco atrás.

Los fabricantes socios de la Open Handset Alliance, más otros que puedan pasar la certificación de Google, sí acceden a la versión de Android con todos sus componentes, como la tienda Play Store, el cliente para Gmail, el navegador Google Maps, Google Calendar, etcétera. Sí, todos estos componentes son casi tan cerrados como el propio Windows. Los firmwares y drivers de los equipos también son cerrados, porque -como imaginarán- ni Samsung, ni LG, ni Sony ni ninguna otra marca liberan su propiedad intelectual. Esto tiene su correlato: cada nueva versión de Android tarda demasiado en llegar a los equipos y surgen Androids “alternativos” (conocidos como “Custom ROM”) que toman los códigos fuente AOSP para dar soporte a los teléfonos y tablets olvidados por los fabricantes a pesar de que poseen hardware interesante, utilizando ingeniería inversa para suplir drivers y firmwares propietarios. Algunos ejemplos de ellos son CyanogenMod, AOKP, etcétera.

Hasta aquí, el lector preguntará a en qué parte de este largo preludio ingresa Microsoft. Justamente, aquí. Para quitarle lugar al Android patrocinado por Google, la firma creada por Bill Gates mostró interés en invertir en CyanogenMod, la custom ROM más exitosa del momento, que logró una ronda de financiamiento de 23 millones de dólares por parte de Tencent, el “Google Chino”. La movida significaría para Microsoft tener un “Android propio”, con aplicaciones y funcionalidades que ayuden a su negocio: Bing como buscador predeterminado, Internet Explorer como navegador por defecto, Cortana como asistente de voz integrado. Pueden continuar la lista ustedes mismos.

Pero no se trata de un movimiento aislado. Como se mencionó párrafos más arriba, un Android no certificado por Google carece de las aplicaciones de Google, como Gmail, Calendar, etcétera. La solución se está pergeñando progresivamente desde el corazón de Redmond. Recientemente, Microsoft lanzó la app de Outlook para iOS y Android, un cliente lo suficientemente confiable como para pelearle a Gmail, aunque por el momento no goza del cariño de los usuarios de Android: tiene menos de 4 puntos de calificación en Play Store.

La app de Google Calendar funciona muy bien, pero varios usuarios migraron a Sunrise, una de las mejores apps del segmento. Microsoft no dudó en adquirirla a cambio de 100 millones de dólares. Le faltaría una tienda de aplicaciones, pero ya existen algunas alternativas, como la Amazon App Store, que cuenta con un gran catálogo de apps. Luego, sólo restarían las alianzas con los fabricantes de equipos: quizás la apuesta aquí estaría no sólo a través de Lumia, sino también de los nuevos players chinos, que no tienen ningún compromiso con la Open Handset Alliance y podrían aprovechar la sinergia de Microsoft.

Microsoft entendió el juego de Google. Por ello apuesta con mayor fuerza que nunca al código abierto, el mismo con el que rivalizó desde el mismo inicio de GNU/Linux por considerarlo una amenaza a su negocio. Apple no lo entiende así y cree que todavía puede pelear palmo a palmo con el buscador, pero el market share global de iOS en smartphones es de 11,7%, contra el 84,4 que mostró Android durante 2014, según cifras de IDC.