Uber comenzó a operar en Costa Rica, y no fue bien recibida

Nada pudo impedir que Uber comenzara a ofrecer su servicio en Costa Rica, ni siquiera las presiones del presidente de la República Luis Guillermo Solís, quien aseguró que habrá más controles de vigilancia en las calles a través de la Policía de tránsito para sancionar a quienes den transporte mediante esta plataforma.

Uber había anunciado que este fin de semana comenzaría a prestar su servicio, y así lo hizo. La semana anterior, el presidente Solís indicó que “Los oficiales de tránsito pondrán especial esmero en sancionar esta actividad” y que habría multas incluso hasta para el diputado libertario, Otto Guevara, quien había dicho que iba a considerar utilizar su automóvil personal para brindar este servicio él también.

“Él sabrá a qué actividades nocturnas se dedica. Él y cualquier persona que lo use tiene que estar claro que si las autoridades del tránsito le paran el automóvil en el que don Otto viaja, pues la vamos hacer un parte”, aseguró el primer mandatario, quien dijo también que en nadie tendría inmunidad, ni siquiera el legislador.

Frente a esta presión, sumada a la de los taxistas, el viernes a última hora Uber comenzó a operar con 14 conductores aprobados por la empresa para circular por San José. Y algunos de los conductores debutaron con agresiones. Por ejemplo, un grupo de taxistas hostigó el viernes por la noche al conductor de un auto Mitsubishi -cuyo vidrio frontal terminó destruido- que se dirigía a recoger un pasajero, según el diario local La Nación.

A pesar de los reclamos gubernamentales sobre la ilegalidad del servicio, la empresa ha encontrado un vacío legal en la legislación costarricense que le permitirá operar como una “comunidad de abastecimiento”, que es lo mismo a lo que recurren proveedores de servicios públicos como el agua corriente.

Por el momento, seguirá operando y su expectativa es sumar más vehículos a los que ya han sido aprobados. Y si bien esto no será tan simple, Uber es una empresa que está acostumbrada a no ser bien recibida. Uno de los últimos casos es el de Río de Janeiro, Brasil, en donde están evaluando modificaciones en el reglamento de taxistas, e incluye las sanciones para los servicios como el que brinda Uber o similares.