¿Y si los robots decidiesen a quién contratar y a quién despedir?

Los profesionales y los departamentos de recursos humanos son los encargados de la selección, la contratación, la formación y la promoción del personal de una organización. La denominación es muy explícita: se refiere a los empleados que aportan su trabajo para que la empresa o la institución en cuestión progrese. Hasta ahora, el adjetivo “humanos” dejaba fuera de este ámbito a los robots. Además, las tareas vinculadas a la elección de los miembros de las plantillas dependían igualmente de seres de carne y huesos. Sin embargo, novedades como la desarrollada por Mya Systems están alterando esta lógica.

Así, esta compañía ha diseñado un sistema basado en la inteligencia artificial que actúa en las fases cruciales de esta labor. Está preparado para escoger a los aspirantes idóneos para un puesto y también para decidir de quién hay que prescindir según criterios objetivables: resultados conseguidos, rendimiento individual y colectivo, etc. Se podría afirmar sin ambages que las máquinas han ingresado con autoridad en este terreno, hasta el extremo de proponerles a los responsables de las empresas a qué personas hay que reclutar y a cuáles hay que despedir.

Las máquinas proponen a los responsables de las compañías a qué personas hay que reclutar y de cuáles hay que prescindir.

El programa informático va mucho más allá del estudio minucioso y la gestión de los currículums de los trabajadores. Para empezar, como señala Eyal Grayevsky, que ha participado en la creación de este software, inventos como el suyo pueden mantener entrevistas completas con los candidatos. Él afirma que se trata de “conversaciones” de lo más provechosas, en especial, para las grandes corporaciones, los clientes óptimos de Mya.

Gracias a estas interacciones, la inteligencia artificial puede averiguar detalles sobre la experiencia previa de cada postulante y medir su interés real por las vacantes. El método se vale del llamado “análisis de sentimiento”, es decir, de la obtención de información en función de las connotaciones positivas o negativas del lenguaje que se utiliza. Grayevsky añade que las máquinas son capaces de evaluar las palabras con las que se expresan sus interlocutores, su gramática y características diversas como la velocidad con la que responden las cuestiones.

Los programas pueden averiguar detalles sobre la experiencia previa de cada aspirante y medir su interés real por la vacante.

“Por ejemplo, si le preguntamos por el rango de la paga que espera recibir y se muestra vacilante o titubeante, se comienzan a trazar correlaciones entre esta reacción y las posibilidades de que el candidato se mantenga en la compañía”, revela el directivo de Mya Systems. Otras voces autorizadas que destacan el papel preponderante de los algoritmos en la administración de los recursos humanos de un número creciente de organizaciones son las del inversor en tecnología Joe Floyd y el consultor Malcolm Stirling.

Para el primero, la inteligencia artificial permite ahorrar “un tiempo” que se puede dedicar a menesteres “más importantes”. “Ése es el principal valor de la inteligencia artificial”, subraya. Si estos programas, que son altamente fiables, liberan a los profesionales (humanos) de encargos que pueden ser atendidos automáticamente sin problemas, esta mano de obra cualificada puede enfocar su atención hacia otras necesidades que, al menos, por ahora, no puedan ser cubiertas por robots.

Estos sistemas liberan mano de obra cualificada que puede centrarse en otras necesidades que, por ahora, no puedan ser cubiertas por robots.

Fuente: La vanguardia España