Ciudades inteligentes, ¿sólo se basan en tecnología?

Mucho se habla de las ciudades inteligentes. Más hace que vemos a las ciudades del futuro plasmadas en el cine en múltiples películas. Pero, que es realmente lo que sabemos sobre ellas? ¿Qué necesita una ciudad para ser inteligente? ¿Realmente necesitamos tener ciudades inteligentes?

Que la digitalización ha marcado un antes en numerosos ámbitos de la vida cotidiana es indiscutible. La tecnología también está cambiando el paradigma de la innovación en materia de urbanismo. Ejemplo de ello son las ciudades inteligentes cuyo objetivo es el desarrollo de urbes más eficientes y ordenadas.

Sin embargo, la innovación requiere de algo más que una aplicación meramente tecnológica para las ciudades inteligentes. Es imperativo tener una comprensión profunda de las funciones y procesos que una ciudad comprende y la tecnología es ciertamente un medio para lograr esta comprensión de forma más eficiente.

La innovación y la tecnología a menudo se presentan como ideas vinculadas inextricablemente. Sin embargo, cuando se trata de resolver problemas urbanos actuales, la tecnología no siempre representa el mejor camino.

Algunos expertos en urbanismo y en ciudades inteligentes opinan que la clave es una visión más humanizada.

Luis Alonso, arquitecto e investigador en el laboratorio Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de Estados Unidos, sostiene que “La fiebre tecnológica roza el absurdo en algunos casos. A menudo los congresos de ciudades inteligentes son un mercado de tecnología precocinada”. Alonso asegura que cada ciudad debe tratarse como única atendiendo a sus características particulares por lo que la tecnología o el abuso de su aplicación no es siempre la respuesta más acertada.

Ciertamente, las nuevas tecnologías pueden ser invaluables si son utilizadas como herramientas para recolectar y analizar datos. A pesar de esto, para evitar resultados con una cantidad abrumadora de información descontextualizada, primero, es necesario plantearse las preguntas correctas. Determinar estas preguntas específicas es una tarea realizada por los seres humanos con más eficiencia, teniendo una comprensión práctica de la ciudad, la política urbana y la evaluación de programas. Si bien la tecnología puede hacer grandes promesas y generar altas expectativas, la realidad de los gobiernos municipales finalmente no podrá cumplirlas sin intervenciones personalizadas.

Pilar Conesa, fundadora de la consultora Anteverti, también niega que la tecnología sea la solución para todas las ciudades. La comisaria del congreso Smart City Expo World Congress y anterior directora de Innovación del Ayuntamiento de Barcelona afirma que existen otros muchos desafíos y que la innovación en ciudades inteligentes reside en tener una comprensión integral “muy orientada a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos para poder dar respuesta a retos globales”.

Asimismo, las ciudades se enfrentan hoy día a numerosos retos: el aumento de la población y la concentración, la polución, la escasez de recursos, la gestión del agua, la eficiencia energética, entre otros. Una visión meramente tecnológica no responde siempre a las necesidades específicas de cada urbe por lo que es imprescindible un estudio de las raíces de la problemática para aportar soluciones eficientes y humanizadas.

La investigación es una pieza vital del rompecabezas cuando se trabaja dentro de los gobiernos de una ciudad. Las brechas y las discrepancias de información son usuales y los departamentos pueden, fácilmente, no reconocer cuál de sus procesos diarios es el más importante. Tomarse el tiempo para investigar y comprender las causas profundas de los problemas de una ciudad ayuda a garantizar que las soluciones se basen tanto en la evidencia como en la necesidad demostrada. Una vez que se esté seguro de que las preguntas que se están haciendo son las correctas, se podrá determinar si la tecnología forma parte de la respuesta.

Hoy donde lo que abunda es la información, para poder llegar a encontrar las respuestas correctas a las necesidades de la población debemos ir un paso más atrás y ver si estamos haciendo las preguntas apropiadas.