El BCE sigue los pasos de la Fed y abre la puerta a un objetivo de inflación flexible

La crisis económica desatada por la pandemia llevó en abril al BCE a ampliar el calendario para la revisión de su estrategia de política monetaria hasta mediados de 2021, la primera desde 2003. Aunque se conocen pocas informaciones sobre las modificaciones que podría introducir la institución son muchos los que tienen puesta la atención en los cambios y más después de que el pasado 27 de agosto, el presidente la Fed, Jerome Powell anunciara que la institución estadounidense optará a patir de ahora por un objetivo de inflación medio del 2%. Es decir, periodos de baja inflación podrán compensarse con otros en los que el indicador se sitúe por encima del 2% sin que esto derive en una subida anticipada de los tipos de interés.

Poco se conoce de los cambios que prepara el organismo europeo, pero en declaraciones recogidas por Bloomberg, el gobernador del Banco de Francia y miembro del BCE, François Villeroy de Galhau, señaló que el BCE está abierto a que la inflación se sitúe por encima del 2%, siguiendo así los pasos de su hómologo estadounidense. “Podríamos estar listos para aceptar una inflación superior al 2% durante algún tiempo”, apuntó. “A nadie pillaría ya por sorpresa que fuera el BCE el siguiente en dar este paso en el marco de la revisión estrategia iniciada a finales del pasado año, con la llegada de Christine Lagarde a los mandos de la entidad”, señaló.

Los cambios introducidos recientemente por la Fed suponen un obstáculo adicional para su homólogo europeo logre sus objetivos, pues la posibilidad de que los tipos cero en EE UU se prolonguen al menos tres años más presiona a la baja al dólar. Un euro fuerte deprime la inflación de la zona euro pues reduce los costes de importación y hace que los exportadores pierdan competitividad.

La inflación de la zona euro se situó en agosto por debajo del 0% por primera vez en cuatro años consecuencia directa de la crisis del coronavirus. El BCE ha pasado la mayor parte de los últimos 10 años sin lograr su objetivo de inflación que se establece en el 2%. La batería de medidas no convencionales (rebaja de los tipos a mínimos históricos, inyecciones de liquidez y programas de compras de deuda) no han sido suficiente para ello. Como recoge Bloomberg, cada vez que los precios han superado el 1,5% los miembros más agresivos han reclamado un alza del precio del dinero, movimiento que si bien era esperado para 2020 se ha visto truncado con la crisis sanitaria que ha puesto contra las cuerdas a las economías desarrolladas y ha obligado a sus reguladores a volver a echar mano de las políticas ultralaxas para impulsar la recuperación.

En un momento en el que los gobiernos mantienen negociaciones para ampliar las medias puestas en marcha tras el estallido de la crisis (en España por ejemplo agentes sociales y el Ejecutivo están en conversaciones para prorrogar los ERTE) la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha afirmado que los gobiernos se arriesgan a retrasar la recuperación si retiran el apoyo prestado a las economías de manera precipitada. En una entrevista con GZERO Media, la responsable de la institución señaló que la retirada de la ayuda fiscal es una fuente de incertidumbre y más ahora que el rebrote de los contagios y la implantación de nuevas restricciones amenazan la salida de la crisis.

Lagarde considera que la sincronización entre la recuperación y la retirada de los estímulos “será el desencadenante” para lograr una pronta o lenta recuperación. Junto a esto la responsable de la política monetaria señaló que la evolución de la pandemia y la disponibilidad de una vacuna son los elementos que condicionarán las economías. Las medidas adoptadas por los gobiernos tras la paralización de la actividad económica son consideras un apoyo sin precedentes, pero una rápida retirada es vista como una amenaza que podría frustar el regreso de la economía a los niveles prepandemia y más si se tiene en cuenta que el sector servicios, la actividad con más peso en las economías desarrolladas, seguirá sufriendo y presiona a los gobiernos a prorrogar las ayudas.

Fuente: Cinco Días