Francia relanza su plan de un impuesto digital europeo

El ministro de Finanzas de FranciaBruno Le Maire, retomó el lunes el llamamiento en favor de un impuesto europeo sobre las empresas digitales, afirmando que la crisis del coronavirus hace que tal gravamen sea más pertinente que nunca.
Cerca de 140 países están negociando la primera gran reestructuración de las normas fiscales internacionales en más de una generación, a fin de dar una respuesta más adecuada al auge de las grandes empresas tecnológicas, como GoogleAmazonFacebook y Apple, que a menudo declaran sus beneficios en países con regímenes fiscales menos exigentes.

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Sin embargo, las consecuencias del brote de coronavirus provocaron que los ministerios de finanzas de los distintos Estados se centren más en salvar sus economías que en la revisión de unas normas fiscales anticuadas, por lo que el plazo de finales de año para concluir las negociaciones para un impuesto GAFA mundial parece cada vez más inalcanzable.

Le Maire dijo con anterioridad a la crisis por el coronavirus que, de fracasar las conversaciones organizadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) -una exigencia de Estados Unidos para no arancelar bienes franceses en represalia a los gravámenes-, la Unión Europea (UE) debería crear su propio impuesto digital.

“Esta crisis demuestra que los que mejor se las arreglan son los gigantes digitales, simplemente porque son capaces de mantener sus negocios en marcha. Y sin embargo, son los menos gravados”, dijo el ministro del ejecutivo de Emmanuel Macron, en un evento de Linkedin Live.

“Mi propuesta de un impuesto digital es más relevante que nunca y espero que nuestros socios europeos reconozcan la absoluta necesidad de aumentar los impuestos de los gigantes digitales”, dijo.

Los intentos anteriores de crear un impuesto digital en toda la UE fracasaron ante la oposición de Irlanda, donde muchas grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos registran sus beneficios, junto a la de algunos países nórdicos.

Ante este estancamiento, algunos países europeos, empezando por Francia, siguieron adelante con sus propios impuestos nacionales sobre las empresas digitales.