Guía práctica para cancelar una tarjeta de crédito

Nos encontramos en una sociedad en la que el dinero en formato papel tiene los días contados. Con las nuevas tecnologías, las formas de pago puestas al alcance del consumidor son múltiples y muy variadas. Una de las formas más habituales de realizar pagos tanto en establecimientos físicos como en medios online es a través de tarjeta de crédito.

Este método de cambio copa buena parte del mercado de transacciones cotidianas, haciendo relevante como actuar ante cualquier problema relacionado con este “dinero de cartón”. Hay que tener en cuenta, que es importante leer todo lo que se firma, especialmente cuando de ámbitos bancarios hablamos.

Todas las tarjetas bancarias se pueden cancelar, pero dependiendo el motivo especificado, el cliente puede tener más o menos facilidades”, explican los expertos de la empresa Software Delsol. En el caso de hurto o robo de dicho instrumento de pago, las entidades bancarias ponen a disposición de sus usuarios teléfonos de atención para su cancelación, y así evitar posibles malos mayores evitando un mal trago innecesario.

Otro cantar se produce, cuando es decisión del cliente cancelar dicho servicio de motu proprio. Bien sea porque no se utiliza y cobran comisiones de mantenimiento, o bien porque va a cambiar sus cuentas bancarias a otra entidad que le ofrece mejores condiciones. Antes de cancelar el servicio, es aconsejable leer y estar informado del contrato de la tarjeta, a fin de tener plena seguridad de los costes a los que haríamos frente en caso de tomar esa decisión.

Para poder cancelar dicha tarjeta de crédito, se tiene que cerciorar de que no hay deudas contraídas con ese medio de pago. En caso de tener algún gasto pendiente de pago, la entidad bancaria le impedirá cancelar dicho acuerdo con ellos, hasta que esa deuda contraída con dicha tarjeta de crédito no sea saldada.

Una vez que el cliente se ha cerciorado de que todo está en orden en su tarjeta de crédito, el siguiente paso sería una pronta comunicación con la entidad bancaria, dejando constancia del deseo del cliente de abandonar ese servicio que tenía contratado. Lo ideal es realizar la operación teniendo algún tipo de justificante de esta operación, ya sea realizada por teléfono, email o fax.

Una vez cancelada la tarjeta bancaria por nuestro deseo, los siguientes días es conveniente revisar que no haya ninguna sorpresa en modo de cargo bancario o de algún otro requerimiento. Si todo ha marchado como se esperaba, el trámite estaría acabado y ya nuestra tarjeta de crédito de esa entidad bancaria no tendría funcionalidad alguna.

En cambio, si se observa alguna anomalía con la que no se está de acuerdo tras la cancelación, se pueden llevar a cabo reclamaciones, a fin de esclarecer estos perjuicios sometidos hacia el cliente, y que no deberían llevarse a cabo.

En definitiva, al querer cancelar una tarjeta de crédito, se debe mirar con detalle toda la letra pequeña que se tienen firmada con las entidades bancarias, a fin de tener plena seguridad de que el cliente en cuestión, no tendrá sorpresas inesperadas.