Inteligencia artificial y big data, ¿qué tan maduras están?

Ing. Gabriel Mysler, Especialista en innovación y tecnología y CEO de Innovation@Reach

El que se quema con leche – dice el saber popular – ve una vaca y llora. Todos aquellos que hemos adoptado una tecnología o adquirido algún dispositivo por las exigencias de la moda, la competencia o las nuevas tendencias, nos hemos golpeado más de una vez con la dura realidad de habernos apresurado en las decisiones.

¿Cuántas veces hemos comprado tecnologías que quedaron rápidamente obsoletas? ¿Cuántas veces intentaron vendernos soluciones en las que seriamos pioneros, y quedamos “colgados de la palmera”? ¿Cuántas veces intentamos implementar innovaciones para las que el mercado todavía no estaba preparado?

Pareciera que si no adoptamos de manera urgente Inteligencia Artificial y del Big Data quedaremos fuera de la ola y seremos obsoletos en muy poco tiempo. ¿Será realmente esto así?

Como siempre, la respuesta es “depende”. Las tecnologías están maduras, son necesarias y deberemos, tarde o temprano, hacer uso de ellas. La pregunta no es qué tecnologías implementar y aprovechar, sino cuándo y por qué: Cuándo elegir una tecnología y para qué fines utilizarla son las preguntas más difíciles y necesarias de hacerse y de responder.

BIG DATA COMO LLAVE DE ACCESO A LA DARK DATA

Poder manejar gran cantidad de datos (propios y públicos), procesarlos y poder tomar decisiones de manera más inteligente y rápida es la gran promesa de Big Data. Los datos a los que no podríamos acceder, o no podríamos cruzar y resignificar en tiempo real, hoy salen a la luz. Muchas veces las empresas tenemos información valiosa a la que no podíamos acceder. Esta “Dark Data” puede darnos información muy valiosa respecto de nuestros clientes, de nuestros productos y de nuestra organización. Si logramos acceder a ella y cruzarla con información disponible en el mercado el valor puede ser infinito.

Imaginemos una restaurante que pueda saber cuan seguido viene un cliente, qué come, cuánto gasta, cuánto tiempo permanece en el local, a qué hora llega y con cuánta gente concurre en promedio, toda esta información podría darnos “insights” para invitarlo a volver cuando haga un cierto tiempo promedio que no nos visita, saber con qué vino convidarlo, cruzar los datos con las preferencias y gustos que publica en sus redes sociales, saber a qué se dedica indagando en LinkedIn y armarle una propuesta a “ medida”, ¿Suena a ciencia ficción? ¿Suena invasión a la intimidad? ¿Parece muy complicado? La respuesta es que Big Data e IA pueden hacerlo muy fácil, rápido y económico.

EL CLIENTE MUTA, ES DINAMICO ¿COMO PODEMOS APRENDER DE EL EN TIEMPO REAL?

Si creemos que nuestros clientes vuelven a comprarnos porque somos buenos, nos estamos olvidando que hay otros proveedores tan buenos o mejores que nosotros. Ser significativo es estar primero en la lista, aunque ya no alcanza con encabezar la lista. De pronto, los clientes, sin aparente aviso ni consulta cambian de supermercado, cambian de etiqueta de vino, de lugar de vacaciones y de marca de auto.

Ya no podemos darnos el lujo de ser reactivos, y esperar la llamada del cliente. Hay que ser proactivos y generar un dialogo productivo y constante con el cliente, y para ello hay que saber más del cliente. El gran problema es que el cliente muta, es dinámico y si no estamos permanentemente actualizándonos y aprendiendo más de él, quedaremos desfasados sobre sus gustos, preferencias y deseos.

¿LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL ESTÁ EN TODOS LADOS?

La IA y el manejo de grandes bases de datos estructuradas o no, públicas o privadas, puede darnos el diferencial necesario para poder armar estrategias cliente-céntricas en tiempo real, realimentando la cadena de valor de nuestra empresa.

Desde el procesamiento natural de la voz (a través del cual la computadora escucha hablar a una persona y actúa en consecuencia, o transcribe la voz a texto e instrucciones), al reconocimiento facial que permite distinguir a una persona entre miles en décimas de segundo. Incluso más, muchos patrones o secuencias que la mente humana puede soslayar, pueden ser identificados “quirúrgicamente” con redes neuronales.

La inteligencia Artificial permite a las computadoras aprender de sus éxitos y sus fracasos, mejorando los algoritmos y perfeccionando los resultados, adaptándose siempre al contexto cambiante. La inteligencia artificial también permite procesar texto, voz, fotos y videos a velocidades increíbles identificando, por ejemplo, un CV copiado y falseado o datos y citas incorrectas en los documentos presentados.

Si bien, al día de hoy la IA y el Big Data no llegaron aún a la perfección, están lo suficientemente avanzados y desarrollados como para que nos hagamos la pregunta inversa. No es cuestión de saber si estas tecnologías están maduras o no. La pregunta correcta es si nuestra organización, nuestras empresas y gerentes están maduros para adoptarlas y sacar el mayor provecho de ellas.