IoT: Fibra óptica y 5G, los pilares de las Smart Cities

La implementación del 5G en América Latina está cada día más cerca, y con ello, se abrirá la puerta a un nuevo horizonte en materia de conectividad. Esta tecnología logrará disminuir la latencia a niveles de 1 a 4 milisegundos (100 milisegundos para 4G), lo que permitirá interactuar efectivamente en tiempo real. Esto, sumado a nuevas velocidades de transferencia de datos 10 veces más rápidas que en el 4G, y a una capacidad 100 veces mayor para conectar dispositivos en comparación con las actuales redes, representa la piedra fundacional para edificar las ciudades inteligentes del futuro.

De hecho, las capacidades digitales que definen a las Smart Cities permitirán mejorar los niveles de servicios ciudadanos, como la video vigilancia, la medicina, y el transporte público, por mencionar algunos.

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Precisamente, en materia de transporte público inteligente, los avances en Internet de las Cosas (IoT) y vehículos autónomos permitirán agilizar y hacer más eficientes los desplazamientos en una zona geográfica determinada, evitando atascos y colisiones en los horarios de mayor tráfico.

Sin embargo, para concretar estos avances se requiere incrementar la opticalización de las redes de acceso y backhaul, o sea, la infraestructura entre las antenas de radio, que emitirán la señal 5G para la conexión inalámbrica de los dispositivos móviles, y la red central.

La utilización de fibra óptica en estas redes de transporte permite satisfacer los nuevos requerimientos de ancho de banda y latencia que demanda el 5G. En efecto, la empresa japonesa Furukawa ya había pronosticado este escenario, cuando señaló en 2018 que la implantación de la tecnología 5G va a requerir una infraestructura de fibra óptica adecuada a las necesidades de esas nuevas redes.

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“La relación entre la red 5G e IoT en términos de la calidad del servicio, la velocidad y el ancho de banda, necesitarán más antenas, y cada una es conectada por una o más fibras ópticas. Entonces, el despliegue masivo de fibra óptica tiene que incrementarse porque la red inalámbrica va de la mano de la infraestructura física. Entre más aparatos inteligentes con IoT estén operativos, más ancho de banda se requerirá para conectarse”, explica Denys de Souza Scheiner, Product and Application Engineering de Furukawa Electric LatAm .

Para garantizar un correcto funcionamiento, la topología de las redes 5G permite prever una densidad de estaciones radio base mayor que la requerida en la tecnología 4G. Por lo tanto, dependiendo de la demanda y de las aplicaciones soportadas, puede incluso ser necesaria la conexión de todas las small cells a través de fibra óptica. Respecto a esto último, para el especialista de Furukawa, “los equipos con tecnología Passive Optical Network (PON) de 10 Gbits/segundo, por medio del uso de splitters, permitirán atender hasta 64 o 128 small cells con una única fibra óptica”.

En definitiva, la llegada del 5G significará una mejora en la calidad de vida de las personas, además de un notable aumento de la productividad del país, ya que las empresas podrán acceder a nuevas aplicaciones para optimizar sus procesos productivos, como el teletrabajo, nuevas herramientas de seguridad vial, una agricultura eficiente a través del riego tecnificado tecnologizado, la masificación de la telemedicina, la educación a distancia, y en concreto, generar el entramado fundacional para desarrollar urbes inteligentes.

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Asimismo, la mayor capacidad de la tecnología 5G evitará que colapse la red en situaciones de alta demanda (como en grandes aglomeraciones de personas, un terremoto, o una pandemia), permitiendo que la gente se mantenga comunicada con una velocidad de navegación razonable y sin rezagos.

El futuro se presenta desafiante. Hacia el año 2050, la Organización de las Naciones Unidas proyecta que el 70% de la población global vivirá en grandes ciudades. Por lo tanto, más de 5 mil millones de personas se concentrarán en tan solo el 3% de la superficie habitable de nuestro planeta.

Sin duda, esto significará una nueva revolución en materia de conectividad y en el desempeño de las redes tecnológicas. Será necesario contar con una sólida y confiable capacidad de procesar extraordinarias cantidades de datos digitales. Así serán las Smart Cities del futuro, y sus cimientos ya son visibles hoy.