La inteligencia artificial acrecienta las desigualdades

Ramon López de Mántaras recibirá el 22 de agosto en Melbourne (Australia) el premio Donald E. Walker de la Conferencia Conjunta Internacional de Inteligencia Artificial (IJCAI) por “sus contribuciones sustanciales y su servicio continuado al campo de la inteligencia artificial a lo largo de su carrera”. Con ello, se convierte en el primer investigador en ser premiado por las tres organizaciones más importantes del mundo en el campo de la inteligencia artificial (IA), después de los galardones que le otorgaron en el 2011 la Asociación Americana de Inteligencia Artificial y en el 2016 la Asociación Europea de Inteligencia Artificial.

Fue testigo del nacimiento de la inteligencia artificial(IA) y todo su crecimiento hasta el día de la fecha. “Los que trabajamos desde hace años en inteligencia artificial estamos un poco asustados”, reconoce. “Pero soy optimista, sigo creyendo que la inteligencia artificial tiene un potencial enorme para beneficiar a la humanidad”.

Según Lopez de Mántaras su mayor preocupación es que se le está dando demasiada autonomía a los algoritmos de inteligencia artificial. “Dejamos en manos de algoritmos decisiones como a quién se concede un crédito o un seguro. Creo que es un error. No debemos permitir que las máquinas decidan por nosotros.”

Teniendo en cuenta que los algoritmos tienen los sesgos con que se han programado y de las personas que los han programado, entonces pensar que son objetivos y neutrales es una falacia.

Un ejemplo de esto lo vemos en la Bolsa de Valores, “los algoritmos están desplazando a los brókers. Se están haciendo auténticas fortunas con lo que se llama high frequency trading [negociación de alta frecuencia], porque los algoritmos toman en fracciones de segundo decisiones que a un ser humano le cuestan más tiempo. Esto lleva a comportamientos de los mercados que son inexplicables con los modelos económicos tradicionales basados en decisiones humanas tomadas en tiempos de reacción más ­largos.”

Ante estos ejemplos pensar en la necesidad de regular los algoritmos es muy necesaria, aunque este punto encuentra siempre sus detractores. “Hillary Clinton dijo que lo quería regular. Pero Robert Mercer, una de las personas que más se están enriqueciendo con el high frequency trading, financió muy generosamente la campaña electoral de Trump y ahora es uno de sus principales asesores. Es improbable que Estados Unidos lo regule ahora. Y si no lo hace Estados Unidos, es difícil que lo hagan otros países.”

Las preocupaciones de Lopez de Mántaras se extienden también hacia las plataformas que nos manejan diariamente y deciden a veces por nosotros que nos convienen leer o comprar.

“Hemos entrado en la era de los datos. Pienso que empresas como Facebook, Google o Amazon tienen demasiado poder. Si tienen datos nuestros y hacen negocio con ellos, creo que deberíamos poder decir algo. Antes, en el campo de la inteligencia artificial, decíamos que el conocimiento era poder. Ahora los datos son poder.”

La IA genera una mayor brecha social, cuando originalmente nos imaginábamos que con esto podríamos resolver muchos problemas importantes, como por ejemplo hacer llegar medicamentos a zonas remotas mal comunicadas a través de drones. Médicos Sin Fronteras ya lo está aprovechando en algunos lugares de África.

Pero la inteligencia artificial también puede crear nuevos problemas, como la destrucción masiva de puestos de trabajo y cómo están las cosas este problema cada vez se va a intensificar más.

“Debemos formar a ciudadanos con inteligencia crítica para cambiar las cosas. Y no sólo en escuelas e institutos, también en la universidad. En las ingenierías debería prestarse más atención a la formación humanística. En el mundo en que vivimos hoy, la ética debería enseñarse en todas las carreras.”