La venta libre de ADN, un arma de doble filo

Un equipo de virólogos de la Universidad de Alberta, Canadá, al frente del cual se halla el Dr.David Evans han logrado reconstruir una variedad del virus de la viruela a partir de muestras de ADN compradas por correo. El virus que lograron re armar es el que genera la viruela equina que ya ha sido erradicada que es inofensiva para el ser humano. Lo preocupante, en este caso, es la manera en la que han logrado resucitar el organismo. El equipo ha ido comprando diferentes muestras de ADN que se venden con fines de investigación a cualquiera que pueda pagarlas. A partir de ahí, han utilizado el mapa genético de la viruela equina (que se secuenció con éxito en 2006) para ir cortando y pegando el ADN hasta completar los 212.000 pares que forman el virus. Acto seguido han  inyectado el ADN en células infectadas con un virus similar, las cuales han comenzado a producir el virus de la viruela equina. Lo que lleva como resultado final el haber resucitado un virus mediante muestras enviadas a través del correo.

El experimento ha desarrollado gran polémica en el mundo de la ciencia, ya que este método usado por el mal camino puede hacer resurgir enfermedades que ya habían desaparecido, como generar virus mucho más peligrosos que podrían ser usados como armas biológicas.

David Evans salió a defender su investigación alegando que puede ser útil para el desarrollo de nuevas vacunas.

Otro punto que pone en vilo a los científicos es la facilidad con la cual se compra y vende ADN, sin una regulación que lo limite.

Según las leyes vigentes, los investigadores no están autorizados a reconstruir más del 20% del virus de la viruela humana. Por otra parte, las compañías que venden material genético deberían chequear si un mismo laboratorio compra muestras que puedan ser usadas para reconstruir un determinado patógeno.

Frente a esta reconstrucción llevada a cabo por Evans nos entra la duda de que estas leyes se estén cumpliendo. A partir de esto, se vuelve a la discusión de si se deben destruir en forma permanente las últimas muestras de este tipo de virus, o no. Una parte de la comunidad científica aboga por destruirlas, pero otra cree que es necesario mantenerlas para estar preparados ante eventuales brotes. Actualmente solo se conservan dos muestras de la viruela humana. Una está en el laboratorio del CDC en Atlanta. La otra en el Centro de Investigación de Virología y Biotecnología de Novosibirsk, en Rusia.