Meng Wanzhou, las dos caras de la misma “princesa”

Las circunstancias que rodean el arresto de la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, que incluyen acusaciones de espionaje cibernético, reúnen las condiciones dignas de una novela de intriga que se desarrolla en un escenario dominado por la inteligencia artificial.

Vancouver bajo demanda de extradición de EE UU el 1 de diciembre, el mismo día en que los presidentes Trump y Xi se reunían en la cumbre del G20 en Argentina.

Para las autoridades chinas el suceso es un episodio más en la guerra comercial que pretende frenar el auge tecnológico del país. La segunda economía del mundo, que ha puesto en marcha el plan “Fabricado en China 2025”, ambiciona convertirse para entonces en una potencia global de innovación y dejar atrás el modelo de producción de mercancías baratas de baja calidad. Huawei, que ha adelantado a Apple en la venta de smartphones, se ha convertido en símbolo del éxito de esta transición, hasta el punto de que podría ayudar a China a desplazar a Silicon Valley.

Por otra parte, los países de la OCDE acusan a Pekín de dominar esta industria mediante prácticas predatorias que van desde el ciberrobo de información hasta la aplicación de medidas contrarias al espíritu de la Organización Mundial del Comercio, como exigir a las compañías extranjeras que quieren acceder al mercado chino compartir su propiedad intelectual. Condición esta última denunciada por la comisaria para el Comercio de la UE, para quien la cesión a China de estos conocimientos pone en juego la competitividad de las empresas europeas y la futura sostenibilidad de su mercado laboral.

Y finalmente, está la cuestión de la irrupción de la inteligencia artificial en la seguridad nacional. Existe el temor de que el Gobierno chino utilice a Huawei como caballo de Troya para infiltrarse en los sistemas informáticos. La nueva generación de tecnología telefónica 5G, que facilitará la conexión por internet objetos múltiples, presenta un riesgo añadido si los dispositivos que la utilizan son manipulados instalando “puertas traseras” que permitan saltar los controles de seguridad y acceder al funcionamiento de los sistemas. Aquí la integridad del fabricante, así como de la cadena de suministro, es una cuestión vital. En el hipotético caso de un conflicto armado entre ambos países, Pekín podría obligar a Huawei a introducir mecanismos de control para llevar a cabo actividades de espionaje, incluso realizar operaciones de sabotaje en enclaves militares estratégicos. Los países que no se impongan en los sistemas 5G, se encontrarán en una situación de vulnerabilidad.

Mientras Meng Wanzhou por un lado es acusada de espionaje cibernético, por el otro se realza su integridad como empresaria y su solidaridad con el pueblo japonés, a través de una carta escrita por un ciudadano de ese país.

“Me siento muy triste por lo sucedido en Canadá a la Sra. Meng.

Aunque leo sólo las noticias en Japón, no conozco los detalles, sin embargo, Sra. Meng, sé que usted y su familia deben estar pasando por muchos momentos difíciles en los últimos días y podrían tener que soportar más en el futuro, siento que no puedo quedarme callado y debo hacer algo por solidaridad, así que escribí esta carta” comenzaba el ciudadano japonés. “En ese mundo ocurren muchas cosas todos los días, pero para mí, que vivo en Japón, antes de esto, nunca pensé que escribiría una carta para expresar mis sentimientos. Pero esta vez, lo que pasó a la Sra. Meng, definitivamente no es algo que yo pueda observar aparte con los brazos cruzados.

¿Por qué digo eso? Hay una historia que escuché de un amigo que vive en Miyagi. Tal vez no mucha gente en Japón lo sepa. Cuando ocurrió el horrible terremoto en la parte oriental de Japón en 2011, todas las compañías se estaban retirando, incluso huyendo. Solo Huawei, cuando aún existían peligros, ingresó resueltamente al área del desastre y tomó medidas urgentes para reparar las instalaciones dañadas por el terremoto. Huawei nos ayudó en nuestros momentos más difíciles. En mi corazón, la Sra. Meng es una gran benefactora.”

La señora Meng, por su lado, escribe un diario hace muchos años, y esto es parte de lo que anotó el 19 de diciembre:” Anoche, una carta de un ciudadano japonés llegó a mi “WeChatMoments” y me llamó la atención, además de conmoverme por sus palabras que expresaban solidaridad, por su sentimiento de agradecimiento debido a las acciones desarrolladas por Huawei después del terremoto de Fukushima. Entonces recordé una frase que ha sido citada muchas veces: “Todavía existe la buena fe en el mundo”….. El terremoto en Japón representó la primera vez que el departamento financiero de la empresa participó en el diseño y la implementación de un plan de crisis. Aunque algunos de nuestros procesos encontraron obstáculos, la colaboración durante la reconstrucción después del desastre nos ayudó a acumular una experiencia muy valiosa. Unos años después, en el terremoto de Nepal, nuestro plan de crisis pudo respaldar plenamente el trabajo de reconstrucción posterior al desastre, lo cual fue muy valorado por nuestros clientes nepalíes….. Rara vez menciono esta experiencia, y no tengo nada de qué sentirme orgullosa. Es solo mi trabajo. Como dicen, “las personas buenas serán recompensadas por lo que hacen”. Pero no se me ocurrió que ocho años después, esta recompensa vendría en la forma de una carta escrita por un ciudadano japonés, que llenó mi corazón de inmenso orgullo y me reconfortó. Orgullosa porque abordé aquel vuelo a Japón bajo una gran incertidumbre. Soy valiente no porque no tenga miedo, sino por el valor que busco en mi corazón y mi fe. Me siento aliviada, porque el trabajo arduo siempre vale la pena”.

¿Quién es realmente la Sra Meng?