Regulación bancaria: ¿el caballo de troya de los bancos?

Por: Marcelo Fondacaro, CCO de Veritran

En momentos en los que la creación de negocios disruptivos ha revolucionado el sector financiero, es oportuno preguntarse qué jugadas tienen los bancos a su favor.

A medida que las Fintech avanzan en la industria financiera, surge una pregunta constante ¿por qué pueden capitalizar cambios e innovaciones en muy poco tiempo a diferencia de los bancos? Y hay una respuesta clave que, a menudo no se tiene en cuenta, y es la falta de regulación. La industria bancaria está altamente regulada y muchas veces esas normas inhiben la innovación. Sin embargo, esto no necesariamente significa que las entidades no se puedan apoyar en su perfil más tradicional, experimentado y regulado, para así avanzar en sus objetivos.

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De hecho, los bancos pueden ganar más con la credibilidad, de lo que pierden en agilidad. Además, siempre pueden alcanzar a las fintechs con tecnología e innovación provista por socios tecnológicos (como son las plataformas low-code), mezclada con su ventaja única: la confianza.

Si revisamos el contexto, las empresas de tecnología financiera empezaron a desplegarse en la última década influenciadas por varios factores, siendo la supervisión regulatoria uno de ellos; sobre todo la densa normativa que experimentó el sector financiero mundial luego de la crisis del 2008. En paralelo, se elevaron los costos de endeudamiento producto de las nuevas restricciones de préstamos. Esto, unido al fortalecimiento de la era digital y la masificación de los dispositivos móviles, facilitó un rápido crecimiento de las fintech.

Ahora, el objetivo es cultivar innovación, pero apoyados en esa cualidad que tiene el sector y que está representada en la supervisión y seguridad, que se traducen en confianza y potencial fidelidad.

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Regulación, una ventaja bancaria

La regulación bancaria siempre ha tenido objetivos claros: otorgarles solidez y seguridad a las operaciones, propiciar estabilidad en el sistema financiero y proteger al consumidor. El ojo del supervisor financiero da tranquilidad a los clientes bancarios.

Trayendo de nuevo la crisis del 2008, recordemos que muchos bancos tenían posiciones de activos y liquidez bastante limitadas, que a la larga necesitaron de rescates y fusiones para sobrevivir. Con el sucesivo endurecimiento de las regulaciones, los bancos se vieron obligados a mantener una cantidad mínima de capital, lo que los pondría en mejores condiciones de absorber pérdidas.

En este sentido, si bien los bancos no pueden relajar su enfoque con respecto al cumplimiento normativo, pueden convertir este control en una oportunidad para ofrecer responsabilidad y seguridad, siempre con el usuario en el centro de la estrategia.

Las entidades financieras tienen la responsabilidad de velar por los datos de sus usuarios, y estos últimos valoran muy bien esta cualidad. De hecho, el 76% de los españoles confía en que sus datos están seguros en sus entidades, un porcentaje que se eleva hasta un 83% a nivel global, según un estudio de la consultora Capgemini.

El sondeo también mostró que el 65% de los usuarios dijo que la confianza que trasmite una entidad a la hora de salvaguardar sus datos personales y blindar sus transacciones son factores extremadamente importantes a la hora de elegir un banco.

Con esto no está implícito que las miles de fintech que están naciendo y tomando espacio sean menos seguras por su novedad y velocidad de escala, pero en mucho, estos nuevos emprendimientos pueden innovar más rápidamente porque son organizaciones pequeñas y están ubicadas fuera del sistema tradicional.

Valor para el cliente

Los bancos, en cambio, deben aprovechar su situación dentro del esquema sólido y establecido para seguir generando valor para el usuario, quien busca claridad financiera para tomar decisiones informadas, sin perjuicio de sus ahorros o préstamos.

A fin de nutrir esta buena experiencia, las entidades bancarias tienen a la mano un abanico de funcionalidades tecnológicas que pueden incorporar para entregar una experiencia digital al nivel de Netflix, Uber o Spotify. Estos incluyen tanto las herramientas de seguridad y biometría, que potencien la protección de sus usuarios, como las de usabilidad, por ejemplo, plataformas para crear interfaces y experiencias sencillas y amigables para los clientes.

Recordemos que la estrategia ganadora no siempre requiere llegar más rápido, sino saber llegar.