Robots comediantes, ¿desplazan a los actores? videos

La teoría cuántica, la inteligencia artificial, la ciencia y la tecnología buscan las incógnitas detrás de lo que nos hace reír.

Científicos, lingüistas e investigadores trabajan para de dar con las claves del humor, y consideran que ninguna máquina tiene todavía la capacidad de hacer reír de manera consciente.

En pos de esta investigación, las académicas Liane Gabora y Kirsty Kitto presentaron los resultados de su investigación “Hacia una teoría cuántica del humor”. En el resumen de la misma, se sugiere que “el humor cognitivo puede ser modelado usando el marco matemático de la teoría cuántica”. Esto se traduce en la posibilidad de explicar qué es lo que sucede cuando entendemos bromas, juegos de palabras y otros elementos humorísticos a través del marco cuántico (materia y energía a nivel atómico y subatómico).

A parte de estas dos académicas la psicología, la lingüística y la antropología se mezclan en las investigaciones relacionadas con lo que se conoce como humor computacional, una rama de la lingüística computacional y la inteligencia artificial que utiliza la computación en los estudios sobre el humor.

El humor computacional ha sido capaz de dar a luz generadores de juegos de palabras y bromas, con diversos resultados. La inclusión de estos generadores y posteriores inteligencias artificiales en robots, es lo que genera la aparición de los Robots Comediantes.

“Las computadoras e inteligencias artificiales son geniales a la hora de encontrar patrones cuando hay un montón de datos disponibles. Pero con el humor, nunca hay suficiente información sobre la misma categoría que se ajuste a un patrón”, señala la doctora Julia Taylor Rayz, profesora asociada de la Universidad Purdue. La experta en la relación entre máquinas y humor añade que “sí, hay patrones claros en el humor, pero el tamaño de la muestra disponible solo es suficiente para un análisis de la estructura, no para lo que da sustancia a las bromas. Con los juegos de palabras, por lo general, tienes que acceder a muchos conocimientos adicionales para entenderlos. En este caso una computadora se pierde irremediablemente”.

Sobre la posibilidad de crear algoritmos capaces de construir chistes, el decano del Colegio de Humanidades, Ciencias Sociales y Artes de la Universidad de Texas A&M University-Commerce, Salvatore Attardo, considera que “gran parte del humor es formulado, por lo que es posible crear algoritmos que produzcan humor. El problema es que para que este funcione, se necesita un buen procesador semántico y pragmático (es decir, la máquina necesita entender el significado), pero ahora mismo no estamos cerca de que eso sea factible”.

Uno de los robots ‘comediantes’ más conocido es RoboThespian. La máquina humanoide, construida por Engineered Arts (EA), fue utilizada en sus inicios como un dispositivo capaz de analizar las reacciones de la audiencia. Con los datos recibidos, el artilugio es capaz de dirigir su mirada hacia alguien que ríe con más énfasis. En el verano de 2013 RoboThespian se subió al escenario de un club de Edimburgo para ofrecer un espectáculo de comedia en vivo. El resultado fue mejor de lo esperado, si se tiene en cuenta la medición de la risa de los espectadores.

Heather Knight y su robot Data (con base en el modelo NAO de SoftBank Robotics) se atrevieron a llevar a su creación al show de Steve Harvey, un famoso comediante norteamericano.

La retransmisión en vivo de dos Google Home discutiendo sobre amor, religión y otros temas trascendentales fue seguida por miles de espectadores a principios de este año. El video es hoy en día un claro ejemplo de que el humor es, de momento, algo espontaneo, inesperado, casi imposible de lograr a través de complejos algoritmos.