Trabajadores de Las Vegas se preparan para hacer una huelga contra la robotización del empleo

Se trata de los recepcionistas, camareros, cocineros y otros empleos de hoteles y casinos los que, a través de los dos sindicatos más importantes, han iniciado un movimiento de protesta contra la robotización del trabajo que solo el paso del tiempo podrá determinar hasta dónde escala.

Un buen ejemplo de lo que quieren evitar está en el Tipsy Robot, un bar de Las Vegas en el que los clientes escogen sus combinaciones alcohólicas para crear cócteles personalizados que son preparados por un brazo robótico. El pedido se le realiza mediante una tablet.

La causa tras la protesta es la de siempre: trabajadores tratando de evitar perder sus empleos a causa de robots cuyos costes totales sean inferiores para el empresario. Algo que, aunque quizás en esta época se perciba como una amenaza mayor por la ubicuidad que ha alcanzado la tecnología, es una historia que viene de lejos. La agricultura, el transporte, la energía… Sectores que han experimentado el recorte de fuerza humana necesaria para llevarse a cabo gracias a la llegada de máquinas especializadas como el tractor, sin ir más lejos.

En Las Vegas, por ejemplo, era habitual que dentro de los casinos deambulasen mujeres que proporcionasen cambio a quien se lo solicitase, una práctica obsoleto desde que se pusieron máquinas con ese mismo cometido. Un estudio de la Universidad de Redlands señala al 62,5% de los trabajadores de Las Vegas como potencialmente sustituibles por robots en un plazo de entre diez y veinte años.

Aunque las fechas para las huelgas aún no están fijadas, desde los sindicatos se asegura que el personal ya está listo para iniciarlas, incluyendo el de algunos hoteles-casino tan emblemáticos como el Bellagio, el Mandalay Bay o The Mirage.

La última huelga hostelera tuvo lugar en 1984 y duró 67 días, algo que si se repitiese esta vez tendría un coste de 200 millones de dólares únicamente para el grupo MGM Resorts, según apunta The Guardian. Quizás como para replantearse la viabilidad de acometer una inversión en robots. En el lado esperanzador para los empleados, algún que otro caso fallido de reemplazo de humanos por robots.

Fuentes: Xakata/Finguru/TyNMagazine